Día a día el escándalo de las mentiras y falsedades que sobre la invasión de Irak vertieron Bush, Blair y Aznar (un trío que, como hacen los tiranos, ha apelado a la Historia para justificar sus atrocidades) pone de manifiesto lo injusto y brutal de una guerra que todavía continúa. La realidad ha demostrado que en la mente de estos tres tipos no había otros planes que la propia guerra y el petróleo. Ignorantes como son, el trío de las Azores no tuvo en cuenta que los iraquíes iban a resistir con una guerra de guerrillas infernal, al ejército de ocupación instalado en su país. Esta troika de ineptos y mentirosos creía (o nos quería hacer creer) que la población de un país al que han masacrado y humillado los acogería con los brazos abiertos como libertadores. Su desconocimiento del Islam les llevó a suponer que los chiítas, la mayoría del país sometida por el dictador Sadam Hussein, aceptaría el protectorado anglo-norteamericano y colaboraría con las fuerzas ocupantes. Bien, pues como cualquier asesor mínimamente enterado les hubiera hecho ver, los iraquíes no aceptan la "democracia" vigilada y tutelada que quieren imponer los halcones de la Casa Blanca. Es evidente que el ejército estadounidense tiene el poder militar, pero los lamentables dirigentes de ese país carecen de autoridad moral. Por eso, el Gobierno español no debería enviar ese millar largo de hombres a Irak, porque se trata de un ejército de ocupación y porque esta guerra se sigue librando a base de mentiras y falsedades.

Y por decencia.

*Profesor de Universidad y escritor