Miembros de los Servicios Sociales que se han hecho cargo del bebé de Lam®ita Popa comentaban la profunda tristeza que sintieron al contemplar la desesperación de la madre cuando le quitaron al niño de sus brazos. El convencimiento de cumplir con su obligación y de que el bienestar y los derechos del pequeño deben prevalecer por encima de cualquier otra consideración no fueron de gran consuelo, sobre todo cuando la mujer rumana, rota en lágrimas, se negó a recibir ayuda. A veces, reconocían, aplicar la ley requiere gran fortaleza humana.