El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Zaragoza sacó adelante el proyecto de La Romareda, que prevé la construcción de un nuevo campo de fútbol en el actual espacio, y un rascacielos de 40 pisos, destinado exclusivamente a oficinas, usos comerciales y hosteleros. El proyecto aprobado ayer en pleno debe ahora despejar las dudas que genera, máxime después de que el Colegio de Arquitectos haya esperado hasta el último minuto para abrir un debate sobre la viabilidad urbanística del nuevo plan. Para empezar, hay que explicar cómo se compaginarán las obras del nuevo estadio con los partidos que habrán de jugarse en la Romareda mientras duran las obras, sin entrar en otras consideraciones, como la participación del Real Zaragoza, por ejemplo. La operación, en sí misma, parece sostenible pero hay una incertidumbre económica que urge despejar. ¿El mercado de oficinas de la ciudad necesita más oferta a corto plazo?