Las obras en Traumatología del Miguel Servet van a buen ritmo. Los pacientes incluso han aceptado con total resignación no ya sólo los lógicos ruidos, sino también el habitual calor del hospital, para lo que se han provisto de ventiladores y abanicos. Hay que confiar en que éste haya sido el último año que en el hospital zaragozano se vive así el verano. Si bastante duro es estar ingresado en el centro médico, todavía lo es más con malas condiciones. Nadie puede decir que los aragoneses no han sido pacientes con este hospital por lo que ahora sólo hace falta exigir buenas condiciones y sin más problemas como el de la nueva lavandería.