Quienes esperaban que en la mañana de ayer tomase cuerpo un intenso debate sobre el estado de la comunidad quedaron más bien defraudados. Aunque Gustavo Alcalde y Chesús Bernal, en nombre de PP y CHA, respectivamente, intentaron poner bajo presión al presidente Iglesias, éste mantuvo el control de la sesión y administró con habilidad réplicas y dúplicas para mantener de forma invariable todos los puntos de su discurso de anteayer sin admitir nuevos temas ni entrar en cuestiones conflictivas.

Como era previsible, en este debate se ha hablado más del estado del Gobierno aragonés que de la situación concreta que atraviesa la comunidad. Bien preparado, Marcelino Iglesias ha defendido la labor del Ejecutivo que preside, apoyándose en una visión positiva y unas invitaciones al optimismo que al mismo tiempo le han permitido obviar la existencia de problemas o de plantear con claridad su posición en las grandes discusiones políticas nacionales y sus planteamientos en la relación con el nuevo Ejecutivo central. Hoy se pondrán a votación unas doscientas resoluciones encaminadas supuestamente a centrar los asuntos tratados en las sesiones de los dos últimos días. Y de nuevo el Gobierno dirá la última palabra.