Aun siendo importante, la cifra de visitantes que ha registrado la Expo en su primer fin de semana --80.453 personas-- está lejos de las previsiones oficiales. No pasa nada; el público en general ha excluido de su agenda las primeras jornadas dando por hecho que la expectación que ha generado la inauguración impide el buen desarrollo de la visita. Pero hay otro dato relevante: el público en general se queda a la espera los primeros análisis de la muestra con el fin de sacar mayor partido a sus abonos o sus entradas para cuando todo esté a punto. Y para que todo esté a punto falta rodaje y un ajuste importante, más de conceptos que de contenidos

Después del memorable esfuerzo realizado, haría mal Expoagua en ignorar las quejas que fluyen en el desarrollo diario de la Expo. Desde el lento canje de abonos --aunque muchos no hayan respetado el plazo--, hasta la devolución de los vasos reutilizables pasando por los quioscos de comidas que cierran sin esperar la bulliciosa hora de los espectáculos, todo exige un nuevo planteamiento para adaptar la muestra a las necesidades o exigencias del público. Que nadie espere que sea al revés, porque a partir de ahora el éxito de la muestra se medirá en número de visitantes, y estos vendrán o no según cuenten la feria quienes les precedan. La verdad es que llevar un vaso pringoso durante horas ni es higiénico ni de recibo, y muy lamentable no poder comer nada de madrugada. Ahora mismo, la restauración es una asignatura pendiente.