Los políticos creen que si algo no se emite en televisión, no existe. Alguien debería contarles que ahora las redes sociales son otro canal. Que los propios periódicos cuentan con enlaces que ofrecen la actualidad reducida a una pequeña pantalla. Pero si la actualidad aparece en tele y en red, la cosa adquiere ya dimensión universal. La familia online está alterada porque el otro día el Parlamento impidió a todos (repito, todos) los grupos políticos debatir si Rajoy mintió en el Congreso. El debate sería muy sencillo: mintió o no mintió. ¿Si no mintió a qué temen? Es interesante ver cómo la vice, esa mujer elefante que quizás estaba allí cuando se compró el solar que alberga el digno edificio, esa mujer, Celia Villalobos, ordena a su gusto albedrío qué deben decir los representantes españoles. Como aragonés me fijé en la intervención del hombre de Chunta, Chesús Yuste, que se las tuvo con Villalobos, en un combate alarmantemente escandaloso. Que la señora diputada le tenga que decir "Ahora va usted por el buen camino", como si el político maño estuviera en una guardería, a mí me desconcertó.

Lo asombroso es que el PP haya mostrado esa prisa para aprobar una ley de transparencia que luego no está dispuesto a poner en práctica. Utilizar argucias legales, triquiñuelas y putadillas, solo aumenta la desconfianza de la gente. El personal ve al Parlamento como un lugar donde no penetra la luz, donde la voz de las minorías está secuestrada. Chesús Yuste debe poder decir lo que le dé la gana. Que no es un niño.