Ayer, mientras en las Cortes Gobierno y oposición se tiraban los trastos a la cabeza por lo que la administración ha hecho o ha dejado de hacer en el Ebro, los vecinos de la ribera alta del río defendían sus propiedades con sacos terreros en las calles y recogiendo enseres. Hubiera sido mucho más edificante ver al consejero Modesto Lobón en las zonas afectadas, al lado de los vecinos, garantizándoles apoyo y medios materiales ante la que se les viene encima. Está visto que durante este invierno poco podrá hacerse ya por la limpieza o las defensas del río, pero de ahí a discutir por la herencia con el muerto en la caja... La DGA tiene la obligación de forzar un acuerdo con el Estado para intervenir en el cauce, garantizando la convivencia de los pueblos ribereños con un Ebro que, cuando se pone serio, es mucho río.