El jueves se celebró en los platós de Aragón TV el único cara a cara entre candidatos de los cuatro partidos con representación en el Congreso por la provincia de Zaragoza. Fue una oportunidad de los aspirantes de PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos en la comunidad de contraponer en un formato televisivo sus planteamientos, tres días después de que los jefes de filas de los cuatro partidos nacionales hicieran lo propio en Madrid.

Los debates televisados deberían ser obligatorios en campaña electoral, garantizándose al menos uno al principio y otro al final, con los mismos protagonistas. A aquellos que emiten graciosamente opinión crítica contra estos formatos, por anodinos, previsibles o encorsetados, les bastaría con someterse durante hora y media a un cara a cara abierto, con sus focos, sus micros, sus cámaras, etc... Comprobarían cómo no es tan trivial, ni tan entretenido.

Una vieja treta de los aparatos de los partidos consiste en considerar que todos los candidatos ganan el debate, lo cual además de falso es imposible. En los debates entre candidatos gana la democracia, y sirven a los espectadores para formarse una opinión más amplia de nuestros representantes. Con eso debería servirnos, como se vio en el debate aragonés, que permitió constatar que hay candidatos que emergen y otros que se hunden. El designado por el PP, Eloy Suárez, es cada día que pasa peor aspirante. Desde su etapa de portavoz popular en las Cortes de Aragón ha perdido mucho peso específico, mostrándose siempre enfadado. Además, en esta campaña tiene frente a él, a dos rivales de verdad. Por uno a alguien tan rocoso y convencido como Pedro Arrojo, superviviente en mil batallas y con poco que perder, y por otro a una candidata del PSOE cada día más firme y más suelta. Susana Sumelzo ha crecido políticamente desde que asumió responsabilidades en la ejecutiva federal. Se evidenció el jueves; esta vez Suárez no consiguió descentrarla, como sí hizo en la anterior campaña. El candidato de Ciudadanos, Rodrigo Gómez, salvó la papeleta, pero desaprovechó algunas de las alusiones para reivindicarse.

La dirección de la cadena me invitó a participar en el debate con una intervención introductoria del tercer bloque: Aragón en España y en Europa. Llevamos seis años, desde mayo del 2010 a esta parte, en los que se han solapado dos fenómenos: un secuestro piramidal de la soberanía de cada institución y una importante devaluación social del país obligada por los estamentos internacionales, guardianes de sus intereses, es decir del dinero que nos prestan. La respuesta hasta ahora ha sido de todos conocida: Impuestos más caros, empleos precarios, servicios públicos disminuidos y comunidades autónomas y ayuntamientos intervenidos, que llevan dos legislaturas haciendo lo que pueden, y no lo que quieren. Con este panorama, el objetivo era conocer las respuestas específicas y los compromisos de cada partido con los temas estrictamente aragoneses.

Tras escuchar a los candidatos en el debate se mantienen muchas dudas sobre el margen de mejora en los asuntos pendientes en Aragón para esta próxima legislatura desde el nuevo parlamento nacional y desde el Gobierno. Por ejemplo, Suárez no pudo refutar que el Gobierno de Mariano Rajoy haya maltratado la inversión pública en Aragón, tras unos años con presupuestos menguantes y timoratos. Ni una inauguración esta legislatura, con un importante debe en obras públicas de transporte o hidráulicas. Basta con citar el Canfranc, Yesa, autovía Jaca-Pamplona... porque de la travesía central ya ni hablamos.

Susana Sumelzo, por su parte, defendió de forma demasiado vaga la proclama aragonesista firmada por los candidatos socialistas por la que se comprometen a anteponer los intereses de la comunidad por encima de los de su partido, llegado el caso. Nadie parece tener muy claro qué es ser aragonesista en el siglo XXI, y no solo la aspirante del PSOE. Ahí estaba, de hecho, Pedro Arrojo justificando que se puede defender lo de aquí aunque su partido morado se haya distanciado del carbón para Teruel, no quiera obras hidráulicas y defienda un caudal ecológico en el delta que anula de facto la reserva hídrica de Aragón recogida en el Estatuto. El diputado no explicó suficientemente cómo piensa defender Podemos el desarrollo rural de Aragón, más allá de la fabricación de productos artesanales, el disfrute del medio natural o la observación de los paisajes. Y tampoco el candidato Rodrigo Gómez explicó con detalle cómo van reparar el talón de Aquiles del sistema, es decir, la arquitectura institucional, las duplicidades administrativas o la politización de los organismos públicos. Sigue siendo un planteamiento irrenunciable para C's suprimir al menos un nivel de la administración para secundar un pacto de gobierno. Pero aún no ha explicado con suficiencia cómo piensan prestar los servicios que hoy están en manos de las diputaciones provinciales. Cinco días tienen por delante para despejar dudas que prevalecen tras el debate.