Nada más conocerse los resultados de las elecciones en Andalucía del pasado 2 de diciembre nadie, ni siquiera Susana Díaz, dudaba de que las tres derechas -PP, Ciudadanos y Vox- se pondrían de acuerdo para desbancar al PSOE del poder político en esa autonomía. De momento, pese a las maniobras de distracción, los socialistas pierden el poder parlamentario con la formación de la Mesa de la Cámara mediante un pacto entre el PP, Cs y Vox, aunque el dirigente andaluz de Cs, Juan Marín, asegure que ellos no han llegado a ningún acuerdo con el partido de ultraderecha, sino solo con el PP. Cs ensayó una maniobra para que su dependencia de Vox no fuera tan explícita, la de renunciar a un puesto en la Mesa para ofrecérselo a Adelante Andalucía, pero la versión andaluza de Podemos rechazó la treta precisamente para que quedara claro que la Mesa se ha elegido con los votos de Vox, que incluso repartió sus apoyos en la elección de las dos vicepresidencias entre el PP y Cs para que sus candidatos no fueran desbancados por la izquierda. Este pacto debería desactivar el argumento utilizado cada día por el PP y Cs de que Pedro Sánchez gobierna con el apoyo de los separatistas catalanes, que no hicieron algo diferente de lo que ahora ha hecho Vox y previsiblemente repetirá en la sesión de investidura del candidato del PP, Juan Manuel Moreno, cuando el PSOE perderá el poder ejecutivo. No se puede a la vez reprochar al presidente del Gobierno el diálogo «con los que quieren romper España» mientras se establece una alianza con un partido de extrema derecha, xenófobo, que defiende políticas anticonstitucionales y que rompe el consenso democrático. Pese a que los intentos de despiste seguirán hasta la sesión de investidura de mediados de enero, lo más probable es que Vox acabe sosteniendo un Gobierno de la derecha, aunque ahora exija que se discutan sus propuestas para incluirlas en el acuerdo programático del PP y Cs. El PP ya ha expresado que no tiene ningún inconveniente en negociar con Vox, mientras que Ciudadanos se niega a reabrir el pacto, en línea con su postura de que su acuerdo es con el PP y no con Vox. Sin embargo, si al final la futura Junta se forma con el apoyo de Vox, Ciudadanos deberá explicar y justificar por qué admite sus votos. La alternancia en Andalucía era seguramente inevitable tras 36 años de gobiernos del PSOE, pero no a cualquier precio.