Llevo días esperando alguna reacción al manifiesto 'Ustedes mandan pero no saben' que 170.000 profesionales pertenecientes a 55 sociedades científicas han enviado al Gobierno de España y a los autonómicos reclamando más acción y responsabilidad ante la pandemia. Ni mu han dicho. Es innegable que los gestores políticos se están dejando la vida en el empeño de mantener el equilibrio entre salud y economía, pero si nos remitimos a las pruebas es evidente que la pandemia se les ha ido de las manos, tanto en salud como en economía.

A ver, tampoco conviene tomarse al pie de la letra este rapapolvo, porque los criterios científicos son a veces de una inconsistencia desoladora: ahora gana peso la teoría de la transmisión por aerosoles, después de que fuera desterrada alegando un error. Dicho lo cual, si es verdad que Trump ha salido tan pimpante del covid deberían ir pensando en el cóctel de anticuerpos y Redemsivir que le han chutado en el hospital militar de Maryland para globalizarlo. Porque mientras científicos y políticos discuten su propia inoperancia sobre las estrategias de prevención y rastreo, los sanitarios siguen desbordados y muchos jóvenes, demasiados, siguen contagiándose por las azoteas de los colegios mayores, ante la dejadez de los responsables de los centros y a espaldas de las fuerzas de seguridad que, a duras penas, pueden controlar otras borracherías urbanas y caseras.

Zaragoza se blinda hoy con todos los efectivos de las Fuerzas de Seguridad para impedir cualquier no celebración. Y digo yo si no sería conveniente implicar también a los militares para que cerquen plazas, parques y riberas donde haya festejos, y confinen a los festejadores en algún lugar que no sean las cómodas habitaciones de un estupendo colegio mayor donde poder seguir la juerga. Si las sanciones no cuajan habrá que tomar medidas más drásticas.