La información nos indica el camino para nuestra elección. La publicidad, a través de la seducción, la hace accesible para que la escojamos. Y, finalmente, la obligación la determina. Son tres caminos distintos para llegar al mismo sitio.

La diferencia estriba en la percepción que hemos tenido sobre nuestra libertad personal para tomar una decisión. Los humanos somos seres decisivos sobre el planeta, pero no queremos decidir sobre el mismo ni sentirnos responsables. Nos gusta expresar apariencia de control sobre lo que hacemos. Aunque sepamos que, en realidad, no lo tenemos. De hecho, nos molesta que nos cuestionen al respecto porque denota que no ostentamos el poder.

Si hay algo que irrita más que la ausencia de mando es que los demás sepan que nuestras decisiones no importan. Nuestra vida se desarrolla entre opciones que nos instan a tomar y las que tomamos pensando que las hemos decidido nosotros.

Esfuerzo y mejillas

Por eso asumimos con naturalidad las obligaciones que implican esfuerzo, pero nos cuesta desarrollar las que llevan a la satisfacción. El éxito de las religiones es proporcional al nivel de sacrificio que exigen a sus seguidores. Piden esfuerzo y mejillas a cambio de otra vida mejor. En esta misma línea, las tendencias de pensamiento positivo nos mandatan a ser felices aunque eso nos amargue la vida. Los extremos se siguen tocando y pecando. Fuera de las creencias, las normas que nos imponen resultan atractivas para reafirmar nuestra personalidad individual o grupal. Los niños necesitan desobedecer para crecer. En cambio el actual sistema social requiere que las personas obedezcan para fortalecerse como estructura. Repetimos, en momentos de flaqueza, que queremos cambiar de vida.

Pero la vida, al contrario que la energía, se crea o se destruye, no se transforma. Lo que sí podemos cambiar, con apoyo de la psicología, son nuestras respuestas en la vida y ante circunstancias cotidianas de la misma. Gracias a herramientas con las que enseñamos a afrontar lo que pasa y lo que nos pasa, para que no nos sobrepase.

Conocemos los efectos de las prohibiciones y obligaciones. Las primeras nos estimulan y las segundas nos rebelan. Al menos en una fase inicial, que luego se aplana. Sabemos que si obligamos a la población a vacunarse, la tendencia temprana será remisa a cumplir esa norma.

Se ha mostrado como mejor estrategia una consecuencia negativa, indirecta, de la decisión de no acatar una exigencia. Por ejemplo, usted es libre de no vacunar a su hijo. Pero no lo es para contagiar al resto de niños. La consecuencia es que no será admitido en ninguna escuela infantil. El plan de vacunación frente a la covid-19 debe contemplar, también, una estrategia científica del comportamiento. La pandemia vírica necesita, además, contar con profesionales de la conducta para hacerle frente de forma interdisciplinar y más efectiva. Llega la hora de la psicoepidemiología.

26 millones de fusilados

Para rebeldía la de los aireados oficiales jubilados, frente a la democracia y a 26 millones de compatriotas que fusilarían como solución final para este país. ¡Lo que les costaría escribir la lista completa en el whatsapp! Los síntomas del deterioro militar cognitivo se contagian mediante aerovoxes. Menos mal que el intento de asonada ha quedado en una amocada. Es lo que tienen los mayores fascistas. Y su forma de celebrar hoy la Constitución.

Llegó con esfuerzo y sacrificio, sobre todo de la izquierda. No es inmutable ni inservible. Superada la crisis de los cuarenta tendremos que decidir, entre todos, qué quiere ser de mayor. Lo positivo ha estado en la aprobación inicial de los presupuestos.

Al PP le crecen los problemas en la misma medida que el gobierno obtiene más apoyo, para aprobar las cuentas, que el que tuvo en la investidura.

En Aragón, el crecimiento de las cifras del paro son las luces negras de unas fiestas que están en erte. 80.000 bombillas menos, una por cada desempleado, deslucen una economía asediada por la pandemia. Por cierto, peor para jóvenes y mujeres que se suman al paro doblando a los hombres el pasado mes.

Los escudos de protección social reflejan el desgaste de un tejido productivo que tardará en recuperarse. La reactivación de las políticas activas de empleo es una necesidad urgente para el presente, más que un deseo para el nuevo año.

Con este panorama resulta tragieconómica la campaña de la concejala maña Carmen Herrarte para promover el consumo. La ciudadana naranja impulsa personal shopper para favorecer el gasto. A los parados les pondrá un personal chóped para que coman algo. O sea. El comando navideño de Azcón amenaza con actuar de improviso y provocar un estallido incontrolado de luz en plena oscuridad zaragozana.

Se atrae así al personal al centro para luego reprocharles que mejor no se junten mucho. Estas endiabladas luces pueden ser las 'Luciférnagas' del fin de año y más. Del infierno sabe mucho nuestro Real Zaragoza. El 'lalolismo' se fue. El lelismo sigue.

Anunció Alfonso Hernández que el club vendía a Francho en Wallalop. Se equivocó, era en el rastro por cierre del negocio. Demasiado César para tan pobre imperio. Seguimos en estado de Alierta. Entre o no Ánder, jugador grande.

En fin, temíamos el asalto de unos salvajes que provocaran la caída del imperio zaragozano y resulta que los bárbaros estaban dentro.