Compañeros y compañeras: ante el avance de las hordas marxistas, que buscan colectivizar nuestro apartamento en Salou y convertir el Parque Grande en una granja de nabos para alimentar a la clase obrera, os insto a apoyar con todas vuestras fuerzas a la coronel Ayuso, que emprende una lucha sin cuartel en Madrid para preservar nuestra forma de vida de pequeños burgueses venidos a más.

Compañeros y compañeras, prietas las filas y ni un paso atrás, ni siquiera para tomar impulso. Que las mujeres comiencen a coser camisas azules, que los hombres recuerden la instrucción que hicieron en la mili. Que se creen milicias que desfilen al paso de la oca con una escoba al hombro para practicar. Aquí lo que se dirime es el futuro de nuestra civilización. Comunismo es pobreza y perroflautas, rastas y mujeres con bigote. Comunismo es decidirlo todo en asamblea sentados en el suelo en un círculo, con lo mayores que estamos algunos para sentarnos en el suelo. Queremos seguir gozando de nuestra libertad, y si perdemos Madrid, lo perderemos todo. No pasarán, en palabras de aquellos republicanos, que lo único bueno que nos dejaron es un lema pegadizo.

Si gana el comunismo, si el vicepandemias saca muchos votos y arrastra por la pendiente ideológica al Perro Sánchez, todo estará perdido. Y la ola roja no tardará en llegar a Aragón. Recordemos a Agustina de Aragón: nuestra Agustina, hoy, es Isabel. Porque, insisto, nos jugamos mucho: es o comunismo o libertad. No hay término medio. Y ahora, les insto a hacer un vermú con calamares, disfrutemos mientras podamos. Que si gana el comunismo, tocará comer tofu y beber cervezas artesanas hechas por un 'hippie' en la bañera. Lo que les digo: un infierno.