La ciudadanía de la provincia de Teruel, habitada a estas alturas del siglo XXI por muchos mayores de 65 años que a lo largo de su vida se dedicaron a la agricultura y la ganadería, sin entrar en detalles de cómo y por qué somos tan pocos habitantes y tan pocos agricultores y ganaderos, queremos hacerle algunas preguntas que esperamos sepa responder con la claridad, suficiencia y soltura que corresponde a su cargo.

¿Cuántas veces ha recorrido usted esta provincia? ¿Cuánto sabe de sus clases de tierra, bosques y biodiversidad? ¿Qué conoce de sus clases de cultivos y productividad en relación con su climatología? ¿Cuántos ríos, manantiales, clases de agua y formas de uso conoce de ella? ¿Cuántas vías pecuarias, distribución y elementos necesarios para el tránsito de ganado? ¿Qué tipos de pasto y dónde se encuentran? ¿Considera usted que nosotros sabemos del campo, el clima y la ganadería que nos rodea?

Desearíamos que nos ofreciera una demostración práctica en nuestros pueblos y con nuestros medios de lo que entiende por economía sostenible para aprender, de quien mejor debe saberlo, qué es y cómo se hace, porque nosotros queremos una Tierra más sana, mejor y más limpia: es lo nuestro en la nuestra.

Pero antes de nada, deseamos conocer en qué va a beneficiar al campo y su productividad, al paisaje, los manantiales, flora, fauna, estabilidad climatológica, salud y bienestar de las familias, plantar en tierras de cultivo molinos eólicos y/o placas fotovoltaicas en lugar de productos para la alimentación. También si en medio de los aerogeneradores y placas podrá cultivarse y pastar el ganado y si, a cambio de la maquinaria de trabajo que tenemos, sin costo adicional a nuestras economías va a dotarnos de la nueva maquinaria imprescindible y formarnos debidamente en su manejo para poder llevar a cabo la faena. En la misma línea necesitaríamos conocer si, lógicamente, podremos surtirnos justa y directamente de la energía que se extraiga de esas «nuevas plantaciones metálicas» en nuestras tierras para la maquinaria, granjas, parideras y casas.

Asimismo queremos conocer de dónde llegarán a los mercados los productos que ahora les proporcionamos, si serán suficientes para alimentar a todos los hogares españoles, a qué precio, con qué calidad (porque ahí entra la salud y el gusto) y si su precio, a falta de nuestra producción, será la consecuencia de una explotación de campesinos y ganaderos en sus países de origen.

Queremos que nos responda cuántos empleos fijos e indefinidos asegura con dichas plantaciones metálicas para que nuestros jóvenes puedan vivir al menos austera y decentemente en sus propios pueblos, dado que su ministerio se llama también de reto demográfico. Y ya que estamos en ello, cuando apenas no veamos más allá de 5 m. sin postes ni placas, queremos saber qué solución ha pensado para quienes han hipotecado sus ahorros en convertir una casa o casas de pueblo en una pequeña empresa de turismo rural con la cual mantener a su familia y pagar los múltiples impuestos que nos caen a todos como autónomos.

Del mismo modo sería conveniente que nos dijera que solución va a dar a los que han apostado por conservar el paisaje, el patrimonio cultural material e inmaterial, la naturaleza y la vida social de su territorio en convivencia con la especie humana y sus recursos próximos, cuando observen que quienes antes los visitaban huyen de ellos a causa del sinfín de parques y postes eólicos que inundan la vista por doquier ¿Cómo va a compensar su ministerio esos y otros desastres sociales, demográficos, ecológicos y económicos? Por cierto, conocemos el significado de la transversalidad integradora en políticas sectoriales. Por eso le recomendamos que repase y aplique algunas directivas de la Unión Europea que hablan de eso.

Nos preguntamos cómo se entiende que una ministra de Transición ecológica destine la tierra de cultivo y pasto a extracción energética y qué interés merece a su ministerio la Eecología, el paisaje natural y el antropizado. También qué significa exactamente para usted, sus asesores y técnicos la actividad ministerial que vemos denominada «transición justa». Lo de transición está claro, lo de «justa», la verdad, no lo vemos.

Quizá sueña con convertirnos a todos en rentistas. Se agradece la intención, pero así NO. En alguna ocasión le preguntamos a través de la prensa, igual que ahora, qué tenía pensado hacer con la provincia de Teruel. No obtuvimos respuesta, solo el silencio de usted y los demás políticos. Silencio y «mano ancha» para quienes con un cuarto de verdad y un 75 % de ocultación y apaños, amenazan con invadir groseramente por la fuerza nuestros campos que son –y nunca mejor dicho– nuestro sudor y el de generaciones de honradas familias de las que ustedes y sus compadres se ríen abiertamente con semejantes actos.

Quienes ingenua y bien pensadamente depositamos en los políticos de cualquier partido la confianza, nos sentimos tratados como peleles indefensos. Lo único que les oímos es insultarse con palabras impropias de lo que representan y, como antiguamente, anuncios de gravámenes que siempre son ciertos y promesas de ayudas que nunca son como las pintan. La ciudadanía se siente avergonzada del proceder de sus gobernantes y, en lo que a su ministerio toca, más que perpleja, estupefacta o «flipada» que dicen nuestros nietos. Nos ruboriza pensar que, como los abogados, habremos de recurrir a Europa para advertir al mundo qué está pasando y qué «renovación» tienen previsto hacer de nuestros paisajes más auténticos, con la martingala de que son pobres porque, gracias a los manejos de todos los gobiernos, han conseguido devaluar el trabajo de sus gentes y abaratar hasta la miseria el precio de sus suelos. ¡Ah! Pero ahora ¡bien quieren disponer de ellos para sus negocios! ¿Por qué les hacen gozo? No buscan el «bien común» sino el del bolsillo de unos cuantos.

Les recordamos a todos los políticos que viven de nuestros esfuerzos y confianza democrática, que si quieren negociar, primero informen veraz y limpiamente, luego, en todo caso, ya veríamos. El favor nos lo estaríamos haciendo mutuamente. Nosotros sí respetamos la Tierra. De ustedes, por el momento, no puede decirse lo mismo.

Finalmente, como nos han dicho que podemos enviar nuestras preguntas a los partidos políticos para que tal vez alguno se las haga llegar en el Congreso o el Senado, nos tomamos la libertad de mandarlas a todos a través de estas páginas.

Esperamos responda lo más pronto posible, con la misma franqueza que nosotros, respetuosamente, se las dirigimos. H