Todo iba bien hasta que Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, anunció que las grandes empresas y los más ricos tendrán que pagar más en su país. Porque ya está bien de obtener beneficios astronómicos sin apenas pagar impuestos. Ni es de recibo ni es patriótico, ha venido a decir Biden. Eso no se hace en medio de una campaña electoral madrileña en la que ya había quedado muy claro que subir los impuestos a los más ricos es cosa de pérfidos comunistas sin escrúpulos. Porque los ricos necesitan ser muy ricos para poder crear riqueza, según explicó un día alguien con mucho brillo y pocas luces. Pretender que los ricos paguen más a Hacienda es algo de muy rojos y ni siquiera el socialista Ángel Gabilondo lo contempla. Entonces, ¿cómo se atreve Joe Biden? ¿Acaso hay un bolchevique en la Casa Blanca?

Lo que ha ocurrido es que el presidente norteamericano ha hecho cálculos y las cuentas salen si las grandes fortunas aportan lo que deben a Hacienda. Sin evasiones fiscales ni trampas ni engaños. Sin trapicheos ni acogerse a extrañas deducciones o beneficios. Las cuentas salen así en Estados Unidos, en Japón, en Francia, en España y en todos los países. Y tampoco es un fastidio o un quebradero de cabeza para los multimillonarios, que en tres días son capaces de recuperar lo que tengan que tributar. Unos cuantos han reclamado en varias ocasiones pagar muchos más impuestos, si les dejan hacerlo. Hace unos meses, unos ochenta ricos de todo el mundo firmaron una carta para exigir pagar muchísimo más. De los ricos españoles, sin embargo, no hemos oído todavía nada parecido. Actos de caridad, sí, pero pagar más, a conciencia, con buen sentido ciudadano, nada. Eso es de rojos bolivarianos.