En abril de 2021 en la UE 21 países de 27 están liderados por partidos o coaliciones liberales/conservadores donde la derecha gobierna, además de Boris Johnson en el Reino Unido. El gobierno de Sánchez es excepcional. Desde 1999, el Partido Popular Europeo (PPE) ha tenido el mayor número de escaños en el Parlamento Europeo. Es la derecha clásica y conservadora que en las elecciones europeas de 2019 reunió 110.955.811 votos y representó (55,9%) de los votos emitidos, mucho más que el electorado de izquierda con 67.941.204 votos, (34,2%).

Estas victorias electorales muestran que en los europeos predominan los valores de la derecha. Un estudio de mayo de 2021 de la Fundación para la Innovación Política, Fundapol.org, La conversión de los europeos a los valores de derecha, realizado por Víctor Delage, nos muestra la inclinación a la derecha en cuatro grandes democracias europeas: Francia, Alemania, Italia y Reino Unido. El diagnóstico de un giro a la derecha se basa en la difusión de sus valores, el nacionalismo identitario, el liberalismo económico y el liberalismo político indexado al individualismo.

Como promedio en los cuatro países el 39% de los consultados se sitúa a la derecha, el 27% a la izquierda y el 20% en el centro. Italia, con el 44%, los británicos con el 40%, los franceses con el 38% y con el 36% los alemanes. Frente a la opinión de que las personas mayores son más de derechas que los jóvenes, las nuevas generaciones se autoposicionan más a la derecha. En los cuatro países, el 41% de los jóvenes de 18 a 24 años y el 41% de los de 25-34, muestran un nivel comparable al de 65 y más años (40%), pero cinco puntos más que los de 50 a 64 (36%). A largo plazo, esta derechización de los jóvenes fortalecerá el anclaje de los partidos de derecha en Europa.

Para el 60% de los encuestados, la inmigración es excesiva. La inmigración genera una fuerte resistencia de todos los segmentos de la población. Según Dominique Reynié, «para las clases trabajadoras, la inmigración ejerce competencia en el mercado laboral y presiona el nivel de los salarios; para las clases medias, consume una parte excesiva de la solidaridad que [estas clases medias] consideran que financian». Que hay demasiados inmigrantes lo comparten las categorías socioprofesionales más bajas (en un 63%) y los menos educados (66%). Pero este rechazo se mantiene mayoritario en las categorías sociolaborales superiores (con un 58%) y entre las más cualificadas (52%). El 56% piensa que se debería ser más cerrado en términos de migración. En general, cuantos más individuos de derecha, más favorables son al cierre. Los simpatizantes de los partidos de izquierda son más procierre que proapertura o a favor del status quo, con la excepción de los simpatizantes del Partido Democrático Italiano.

En Francia, el 62% cree que el Islam es una amenaza para la República. El 62% de los alemanes, el 57% de los italianos y el 50% de los británicos percibieron el Islam como una amenaza para su país. Una parte de la izquierda, al no tomar una posición clara sobre la cuestión migratoria, propicia también el giro hacia la derecha.

El Liberalismo económico definido como la limitación del papel del Estado en la economía y el fortalecimiento de la libertad de empresa recibe un apoyo mayoritario. Así, «para afrontar las dificultades económicas», más de la mitad de los encuestados (el 54%) considera que «el Estado debe confiar en las empresas y darles más libertad».

Los italianos son los que en mayor medida (el 84%) piensan que el crecimiento y la protección del medio ambiente son compatibles. Le siguen los alemanes (con un 74%), los británicos (74%) y los franceses (72%). El impacto mediático del discurso del ecologismo punitivo y el decrecimiento es muy limitado.

Tanto a derecha como a izquierda, el individualismo, considerado como la capacidad para cambiar la sociedad o para elegir la propia vida, se configura como norma social. Un 80% cree que «las personas pueden cambiar la sociedad a través de sus elecciones y acciones»; el 69%, que «las personas en su país tienen la capacidad de elegir su propia vida» y, en menor medida, el 63% reclama «total libertad y control sobre su propio futuro». En general, todos los grupos de edad afirman en su mayoría «los desempleados podrían encontrar trabajo si realmente quisieran» y que «muchas personas obtienen una asistencia social sin haber contribuido». Hay una revalorización del individualismo frente a lo común.

Como conclusión, existen poderosas corrientes de derecha en Europa. El estudio muestra un fracaso de la izquierda. Si la izquierda está en retirada o en dificultades en casi todas partes de Europa, es porque no ha podido imponer un imaginario colectivo durante varios años. Sin embargo, según Gaël Brustier, la izquierda ve «en la derecha (si es que la ve) solo la manifestación de pensamientos culpables, mientras que se trata de la articulación más o menos hábil de elementos que dan respuesta a los desafíos de la actualidad. De este error nace una obsesión por la denuncia y las acusaciones, provocando un posible hastío incluso en sus filas y, obviamente, en su electorado». La izquierda «ha perdido –como todo sugiere– la capacidad de dar forma al mundo».