Habrá que ver en unos años qué ha quedado del patriotismo socialdemócrata que inspiró al PSOE antes de la muerte orgánica incentivada por Pedro Sánchez. Los indultos concedidos a los líderes separatistas que orquestaron una república al margen de la Constitución es la absoluta rendición a los intereses nacionalistas. Es la postura elegida por Sánchez para arrinconar la defensa de la igualdad y la libertad de todos por los intereses del nacionalismo de unos pocos.

De Sánchez poco se puede esperar ya. Tan solo las urnas pondrán a su Gobierno en su sitio. Las encuestas no fallan: cada acercamiento de Sánchez al nacionalismo dispara las intenciones de la derecha. Una curiosa paradoja del discurso de Sánchez cuando afirma que los indultos son por el bien de España pero cada vez los españoles le dan más la espalda en las encuestas.

Los indultos son el punto de inflexión de una hoja de ruta de concesiones al nacionalismo catalán. Una vez aceptado el primer chantaje, llegarán los siguientes. No hay utilidad pública en unos indultos de quien no quiere ser indultado. La única razón está en la utilidad privada de beneficiarse de una desgracia disfrazada de gracia para atornillarse en el poder unos años más. Una decisión que solo beneficia a Sánchez y debilita al PSOE que dice ser garante de la solidaridad de todo el país.

El mismo PSOE de Javier Lambán. El presidente que nunca duda en alardear de constitucionalista y de no ser condescendiente con el nacionalismo guarda un silencio atronador. Nadie sabe qué opina Lambán de los indultos concedidos. Su silencio es cómplice del atropello que Sánchez ejecuta. Su convalecencia por la reciente operación no es razón para dejar de expresar lo que piensa. Un tuit como tantas veces ha usado es más que suficiente. O quizá no tenga nada que decir porque cada día que pasa el PSOE de Sánchez dista más del que predica y ejerce el presidente Lambán.