Birretes al aire, cuentacuentos al sol, el final del curso ha llegado. Fiestas de graduación, notas finales y excursiones como brillante colofón. Los colegios han finalizado un curso más, un curso muy complicado, y los chavales y los profesores han estado fantásticos. Mi aplauso para todos ellos. Asimismo, esta misma semana me han suministrado la segunda dosis de la Michelle Pfeiffer. Ya estoy vacunado. Para celebrar el final del curso y mi vacunación, decido recrear el baile final de la película Otra ronda, versión libre y a lo loco, claro; con una lata en la mano, me siento en un banco, salto poseído por el espíritu de Mads Mikkelsen, le doy una patada en el aire a la lata de cerveza (fiebre de Eurocopa), giro sobre mí mismo cual derviche, corro entre los chavales del instituto que me jalean, salto entre varios vehículos (a punto estoy de caerme, las cosas como son) y acabo zambulléndome en el mar. Ay, el mar. Acudimos a la playa como si lleváramos media vida encerrados. En la misma orilla nos recibe un pulpo de tamaño considerable que se asusta ante los primeros turistas de la temporada. Con lo tranquilo que debía de estar el pobre... Las aguas están frías, pero transparentes, cristalinas, y hacemos snorkel en familia con nuestras gafas y tubos: vemos anémonas, estrellas de mar, erizos, cangrejos, medusas y todo tipo de peces. Qué hermosa es la visión bajo las aguas. Después nos tumbamos en la arena, complacidos, y a la sombra de la sombrilla leemos novelas de aventuras. Atardece, y la playa asemeja el paraíso terrenal. Por la noche vamos al hotel a cenar, y hay buffet libre. ¡El buffet libre ha vuelto! Sí, todo vuelve, menos mal. Y a partir de hoy, sábado 26 de junio, ya podemos ir en exterior sin mascarillas. Por fin. Seamos optimistas, que la cosa pinta bien. Feliz verano.