No son los insectos especies que me apasionen, aunque los haya sufrido, observado, incluso comido en alguna ocasión… Pero el libro de Anne Sverdrup-Thygeson me está reconciliando con ellos, incluso apasionando...

Su ensayo se titula Terra insecta (Ariel) y está escrito con tal gracia que sus páginas discurren entre nuestras manos con la misma velocidad y sigilo que los alados insectos a los que esta profesora de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida ha estudiado y comprendido. De muchos, y también de los insectos terrestres, arbóreos, subterráneos, de los que habitan en las selvas o en los cercanos campos nos habla la autora con tal conocimiento y sensibilidad que acabamos sintiendo simpatía y solidaridad hacia especies que hasta hacía poco nos resultaban temibles o antipáticas.

¿Por qué son los insectos tan variados y numerosos, con poblaciones de miles de millones, de trillones de individuos? La naturalista noruega nos da una ingeniosa respuesta: «Porque son diminutos, dúctiles y sexis».

Tan pequeñísimos, por ejemplo, como los machos de avispa mimarydae, más pequeños, incluso, que la sección transversal de un cabello humano. Son además los insectos, todos ellos, dúctiles, flexibles o adaptables porque sus alas les permiten dispersarse por áreas enormes, teniendo acceso a múltiples fuentes de alimentos. Esa es la razón por la que los jóvenes no necesitan competir con los adultos por la comida; hay para todos.

Además, los insectos demuestran una increíble capacidad de reproducción. Cada mosca de la fruta, por ejemplo, pone alrededor de cien huevos. La mitad son hembras que, a su vez, expulsan otros centenares de huevos. Al cabo de un año irán ya por la vigésimo quinta generación, con más de un septillón de mosquitas que, colocadas una junto a otra, cubrirían la distancia de la tierra al sol.

La búsqueda de pareja para la reproducción es asimismo objeto de un detallado estudio. No es inusual que la hembra se aparee con varios machos. A menudo, estos están equipados por una especie de raspadores destinados a eliminar el esperma del anterior o a taponar el orificio genital de la hembra, a fin de imponer su descendencia. Los apareamientos puedes ser muy fugaces o tan largos como el de la chinche verde Nezara viridula, que se prolonga diez días. El del insecto palo de la India, ¡hasta tres meses!

Un mundo desconocido que vale la pena conocer.