La tensión es el neumático de nuestra vida. Necesitamos un adecuado nivel de activación que nos permita rodar en condiciones. Un defecto, o un exceso, de vitalidad comprimida en nuestras válvulas psicológicas, nos desgastan con celeridad o provocan un estallido mental. No basta con un control de mantenimiento. Cada tipo de vía de nuestro comportamiento, necesita un nivel diferente de atmósferas para una conducción segura. La presión que siente una persona es el desequilibrio resultante entre su propia tensión interna y la que atribuye a los demás, con respecto a las expectativas que comparten sobre la ejecución y el resultado de una tarea, en un tiempo determinado. La presión es una percepción subjetiva de lo que existe en la realidad. Nos presionan para que nos presionemos. La presión que insuflan algunos jefes a sus trabajadores es directamente proporcional a su ineptitud como responsables. Algunos suicidios son, en realidad, asesinatos. Del mismo modo, la ansiedad se puede inocular a base de estrés, provocando depresión. Elemental. La tensión se dispara contra nosotros y los francotiradores consiguen que nos sintamos culpables por no soportarla. Crecemos con la presión de vivir y nos despedimos con la presión de morir. Pero no podemos vivir sin presión y nos apagamos antes si perdemos el miedo a morir. Controlar la tensión exige discriminar la que nos imponen los demás, de la que nos obligamos por nosotros mismos. Resulta complicado sobreponerse a la presión que nos rodea, pero sí podemos surfear las tensiones diarias regulando el tensiómetro de nuestra conducta. La retirada de las Olimpiadas de la gimnasta Simon Biles ha puesto de manifiesto el protagonismo de la presión en el deporte de alto nivel. La tenista Osaka también ha sufrido el ímpetu de la ansiedad, tras encender el pebetero de los Juegos. Son casos recientes que nos recuerdan la importancia del equilibrio psicológico en el deporte y en la vida. No tenemos la obligación de resistir la presión en todo. Porque el «todo» que hemos creado en esta sociedad tan competitiva, está por encima de nuestras posibilidades. Pero también es verdad que no se ha contemplado la psicología, sea deportiva o clínica, como un apoyo habitual desde la escuela. La necesaria normalización de los trastornos mentales debe ir unida a la de la aplicación de la psicología en el sistema público sanitario, en las escuelas e institutos y en el ámbito laboral.

Esta semana se ha llenado de buenos datos. España encabeza las vacunaciones en Europa y protagoniza el ránking mundial. Baja el desempleo. Aragón sube al podio de las comunidades con menos paro. Huesca provincia, se lleva el oro. Esta semana, los agentes sociales han suscrito con el Gobierno autonómico un plan para favorecer el empleo juvenil. Se firma el Fite que va a llenar de millones de euros a Teruel, que existe. El FMI dice que España será el país que más crecerá el año 2022. La banca mantiene lo mismo para Aragón. Pedro Sánchez ha hecho balance de su andadura cumpliendo la tercera parte de sus compromisos. Como siga relatando buenas noticias me voy a quedar sin espacio para criticar. ¡Jobar, si ya comienzo a pensar como la derecha! Necesito unas vacaciones. El que puede tener un descanso a la sombra es otro colaborador de Rajoy. El exministro del Interior, Fernández Díaz, y su cúpula policial, van al banquillo por espionaje ilegal. Parece que su ángel de la guarda, el famoso Marcelo, pertenecía al lado oscuro.

En Aragón, Lambán le ha pedido a Soro que le guarde el cubata, que va a solucionar lo de Candanchú. Eso sí que es presión. Soy el dueño de una estación de esquí privada, que utilizo de rehén, y amenazo con no abrirla la próxima temporada para que la administración pública me garantice el beneficio. La competencia de Astún trabajó sin problemas. Los dueños de Candanchú son las familias Alierta, Yarza, Soláns y Forcén. ¡Qué curiosa coincidencia! Los mismos que dicen vender el Real Zaragoza, tras no poder hacer negocio. La misma estrategia con diferentes collares. En Zaragoza, Jorge opazcón no resiste la presión de Vox en sus iniciativas. Han quitado el nombre del Che Guevara al parque que tiene en Zaragoza. Esta derecha está a cero coma de quitar el apellido a nuestro parque grande, José Antonio Labordeta. Les gusta más la presión de los militares que la de los milibares. Este verano, no acepten más presión que la que meten los bares a las cañas bien tiradas, sin pasaporte covid. Nos leemos en septiembre.