El horizonte de elecciones generales en 2023 ya no se encuentra tan alejado. La continuidad de un gobierno de progreso para la próxima legislatura no esta escrita en ningún lado y dependerá de lo que a cada votante le haya quedado en la cabeza, también en las entrañas, como balance de estos años de gobierno de coalición PSOE-UP. Sin duda tendrá mucho peso la situación económica y sus parámetros en asuntos tan vitales como la economía y el empleo. Pero harían mal los partidos coaligados si fían su suerte tan solo a las cifras macroeconómicas, por muy bien que estas acaben pintando.

Desde mi punto de vista las fuerzas coaligadas en el actual Gobierno deberían ser muy cuidadosas con algunos factores decisivos a la hora de convencer a la población para que depositen su voto en cualquiera de las opciones políticas que se postulen para dar continuidad, consolidar y ampliar las políticas de progreso.

Bienestar de la mayoría

–Acentuar en los próximos meses su gestión política con la mirada puesta en el bienestar de la mayoría de la población, con especial énfasis en los problemas de la parte más desfavorecida, revertiendo los negativos efectos que las políticas liberal-conservadoras practicadas por los gobiernos de Rajoy en los años anteriores vertieron como una pesada carga sobre las sufridas espaldas de personas trabajadoras, autónomas, paradas, pensionistas etc.

–Explicar muy bien cada medida adoptada y publicada en el BOE. Se precisa de un esfuerzo pedagógico reforzado, vinculando las políticas practicadas con el efecto que estas tienen en la vida cotidiana de la gente. Hay que huir del error de pensar de que todo se ha hecho estupendamente y que lo bien hecho va brillar por sí mismo, sin necesidad de demasiadas explicaciones. La oposición de las derechas se va a emplear mucho más a fondo de lo que ya viene haciendo, que no es poco, en enturbiar las aguas y deslucir los logros del gobierno. No es suficiente con argumentar que la actitud de la oposición en España, va mucho más allá de lo que cabría esperar de cualquier fuerza democrática medianamente razonable.

–Apurar al máximo los espacios y márgenes de influencia de las organizaciones ahora coaligadas y sumar otras a esa tarea de regeneración democrática y progresista que tanto necesita nuestro país y que ni de lejos puede apurarse en una legislatura. Se precisa de un tsunami de ilusión renovada que movilice en torno a programas creíbles y útiles, a todo el electorado de PSOE, de Unidas Podemos, y de otras fuerzas democráticas y progresistas. No es suficiente proponerse como tapón para «los malos»; hay que hacer propuestas serias para mejorar el presente y dar expectativas de futuro a las gentes de a pie de nuestro país.

Generosidad y sentido común

Parece que algunas cosas empiezan a moverse. La ministra y vicepresidenta Yolanda Díaz manifiesta intención de recomponer, aglutinar y hacer crecer el espacio a la izquierda del PSOE. Por ahora, en sus primeros pasos, lo está haciendo sin confrontar con este partido y acompañada de ese talante flexible y negociador del que ya ha hecho gala en el diálogo social con sindicatos y patronales. Esperemos que se impongan la generosidad y el sentido común. Apostemos por que se vayan aparcando sectarismos y viejas rencillas.

El éxito de Yolanda Díaz en su empeño, junto a la consolidación y ensanchamiento del campo socialista en espacios que le son más propicios, va a ser imprescindible si se quiere ir a un gobierno de progreso en 2023, que aspire a contar con mayores apoyos en el Parlamento y en la calle. Cabe desearle suerte y acierto a Yolanda. Y también a Pedro Sánchez en el desarrollo de sus amplias posibilidades de influencia que abarcan desde el centro a la izquierda.

Y, dicho sea de paso, esperemos que en los meses previos a los próximos comicios, asistamos a una competencia virtuosa entre las izquierdas que se presenten de forma diferenciada y no a un suicida cruce de facas.