¿Por qué llamar negro a lo que es sucio, irregular, corrupto? ¿Por qué denominar negro a lo que es simplemente ilegal? Me refiero, claro, al que utilizaba, según la última sentencia, el PP, ese con el que se financiaba el partido de Casado que aunque estaba allí, ahora no sabe nada de nada. Ese que salía de la caja b que alimentaban con dinero corrupto los empresarios al que se refieren tres sentencias y que Aznar y Rajoy siguen negando, tomándonos por idiotas.

Hechos probados judicialmente, en sentencias, oiga. Unos daban... y otros recibían. Y ya se sabe: Tan corruptos son los que dan como los que reciben, aunque sea mirando para otro lado y con los ojos tapados. No era negro, ni amarillo, era simplemente opaco a la Hacienda pública, producto de oscuras transacciones, pactos delictivos, comisiones por debajo de la mesa, adjudicaciones amañadas.

Esa era la contabilidad de Bárcenas y su caja b. Sí, sí, Bárcenas, ese tesorero al que ahora nadie conoce y del que todos reniegan. «Resiste Luis (Bárcenas), se fuerte, estamos contigo» le decía Rajoy. ¿En qué estaban con él? La suciedad impregna al PP, condena tras condena, y le quedan unas cuantas sentencias por ver, aunque sus dirigentes lo nieguen, aunque sus militantes miren para otro lado y aunque sus votantes lo comprendan y lo vean hasta aceptable.

Y estamos hablando de dinero procedente de empresarios. Habría que ver también el uso del dinero público. En Aragón ha habido algunas insinuaciones preocupantes respecto al uso de los fondos de los grupos parlamentarios y que habría que aclarar: ¿Qué se está sugiriendo en algunos partidos en plena pelea?, ¿complementos salariales para algunos?, ¿de cuánto?, ¿en A o en B?, ¿para quién?, ¿por qué para unos y no para otros? Que alguien ponga negro sobre blanco, o sea, claridad. Así que llamemos a las cosas por su nombre: dinero sucio manejado por sucias manos. ¿Entendido, M. Rajoy?