Si Galdós levantara la cabeza, probablemente se le pasaría por ella añadir, a modo de suplemento a su famosa serie, al menos dos mini 'Episodios Nacionales'; uno sobre el Benidorm Fest y otro sobre la votación que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados, el pasado 3 de febrero, para aprobar la reforma laboral de Yolanda Díaz, que bautizaremos como 'La Yolanda', para abreviar.

Por alguna razón, los dos temas se confunden berlanguianamente en mi cabeza, que, no siendo la de Galdós, se conformará con un modesto artículo periodístico, de esos que servían en otros tiempos menos higiénicos que los presentes, para envolver el pescado al día siguiente de su publicación.

La cosa no obstante da para varios capítulos, que merecen incluso título propio:

¿Socios, qué socios?

Bildu tal vez tuviera justificación para oponerse a 'La Yolanda', ya que la Reforma ha sido contestada ampliamente por los sindicatos vascos; pero a ver cómo rayos explica ERC el sentido de su voto a sus muy obreros votantes, salvo que sea en clave de puro tacticismo independentista; sobre todo, cuando el amigo Rufián, después de haber votado no a la reforma, afirmó respirar con alivio por la aprobación de esa misma reforma.

Gregor

Viaje al centro de las oportunidades perdidas

Tras rechazar reiteradamente el apoyo de Ciudadanos (otra actitud difícilmente explicable), Yolanda Díaz ha tenido que tragar con que el partido naranja apoye su reforma. Con ello hemos asistido a un 'lo que pudo haber sido y no fue' si el PSOE y Ciudadanos hubieran pactado en las primeras elecciones generales de 2019 y hubieran dejado de lado a los actuales socios de Gobierno, que como se va viendo no son la mejor compañía.

El escaño fantasma

Si Podemos no llevara meses obstinándose en dejar vacío el escaño del inhabilitado Alberto Rodríguez, 'La Yolanda' habría tenido un voto más y ese voto hubiera bastado para no tener que recurrir al pacharán navarro, que como todos los anisados, tiene muy malas resacas.

La culpa fue del pacharán

In extremis, UPN aceptó votar sí a 'La Yolanda' a cambio del compromiso del PSOE de apoyar en el Ayuntamiento de Pamplona una partida de 27 milloncejos y de no reprobar al alcalde de Iruña. El cambio de cromos es un modelo de negociación, en el que aquello sobre lo que se negocia no es el objeto del negocio sino otra cosa que solo los negociadores conocen. Con ese pacharán como bagaje no es extraño que los dos diputados de UPN encargados de consumar el trueque hayan preferido hacer su propio negocio, que tampoco tiene nada que ver con el objeto de la negociación.

Casero o el error

Pasar a la historia como el tipo que se equivocó en el peor momento, de la peor manera y con las peores consecuencias no es deseable para nadie. La forma de equivocarse del diputado Casero es el epítome del error. Cometido este, el diputado Casero le echa la culpa a la informática e intenta rectificar llegando a la carrera a la Carrera de San Jerónimo. Su voluntad de voto es clara, a pesar del error, pero ahí estaba Meritxell Batet para decirle bien clarito que no hay segundas oportunidades y que 'la cagaste, Burlancaster'.

Las innumerables resurrecciones de Sánchez

Casero mediante, en cuestión de segundos, la bancada del Gobierno cambia una cara de 'Siniestro total' tras recibir varios Golpes bajos a otra de Los Ilegales asistiendo a un concierto de La Polla Records. Vean las fotos, por favor. Sánchez resucita una vez más. No sabemos con quién se identifica más, si con el mismísimo Jesucristo o con el ave Fénix, pero lo cierto es que cuando todo se creía perdido, el sol vuelve a brillar y la fiesta sigue con dos claros reyes de la pista: Sánchez y Yolanda, Yolanda y Sánchez.

«La Yolanda» y Eurovisión

La gran esperanza roja gallega, con permiso de Tanxugueiras, consigue, aunque accidentadamente, elevarse a los altares al más puro estilo rociero, con salto de la reja y salida en andas de la Blanca Paloma, algo tocada del ala. Decían los de La Bullonera en una canción que «a fin de cuentas, lo mismo valen huevos que tetas». Pues eso, las tetas de Rigoberta Bandini acaban de ser emuladas por los huevos que hay que tener para alegrarse del resultado de una votación surrealista, como la de 'La Yolanda', en un Congreso que en esta ocasión no ha olido precisamente a 'Chanel'.