El debate final

Margarita Barbáchano

Margarita Barbáchano

Dudaba cómo titular este artículo de opinión: si titularlo «El ausente» o «El debate final». Porque, efectivamente, fue un debate a tres al que no quiso ir el aspirante a la presidencia del Gobierno de España, el señor Núñez Feijóo.

En una decisión política suicida no se atrevió a repetir suerte, se escondió y le dio la alternativa al señor Abascal, de ahora en adelante su portavoz y representante de la ultra derecha más extrema. Por tanto los electores no pudimos oír cuales son la propuestas del PP en boca de su líder. Resultó curioso que días antes en La Sexta, Ferreras, regalara a Feijóo (en diferido) la oportunidad de hablar de su consabida retórica sobre las supuestas mentiras de Sánchez pero ninguna propuesta de gobierno. Parece que no se atreven a hacerlas públicas a tres días del 23J para no asustar a su electorado. Y en un acto de cobardía delegar en Vox para soltar algunas barbaridades con las que piensan (PP&Vox) pasar a la acción. Con la pantalla de parapeto sí dijo, en ese tono de media sonrisa que tiene el gallego, que llevaba varios días sin poder hacer deporte (por la campaña electoral) y le dolían las lumbares, que incluso le habían puesto una inyección de Urbason para ir tirando. ¡Por favor! no nos tome por idiotas a los oyentes. Cualquier persona sabe que es una excusa infantil. También sabemos que ante la recta final hay que darlo todo y medicarse lo necesario para pasar el trago (me refiero a la química no a otro tipo de drogas). Feijóo sabía que no iba a tener tanta suerte, una segunda vez, enfrentándose a cara de perro con Pedro Sáchez; y por eso no dio la cara porque ya ha agotado sus argumentos. Ya no vale repetir otra vez que todo lo que ha hecho el Gobierno de este país en cuatro años es mentira.

Al final del debate a tres, Pedro Sánchez dio en la tecla al decir encarándose a Abascal (PP&Vox) que su discurso se resume en tres palabras «Odio, insultos y mentiras». Insistió ante el ausente/presente en preguntar por su programa electoral para España si ganan las elecciones. Y los espectadores nos enteramos de algunas medidas que adoptarían al lanzárselas como dardos directos la representante de Sumar. Abascal no las negó, se fue por los cerros de Úbeda. Resulta vergonzoso que en este debate final solo Yolanda Díaz y Pedro Sánchez desgranaran lo que piensan hacer para completar y mejorar lo ya aprobado por su gobierno de coalición.

Señores del PP y Vox, los españoles tenemos derecho a saber qué van a hacer si gobiernan, qué leyes van a derogar, qué van a prohibir, qué impuestos van a aplicar, si se cargan las subvenciones a las personas que las necesitan para vivir, si van a seguir despreciando a las mujeres riéndose en el funeral de una asesinada por violencia machista, qué van a hacer con las pensiones, qué recortes van a aplicar en la Sanidad y en la Educación Públicas. Callan. Bien porque no tienen programa o no se atreven a defenderlo.

Yolanda Díaz acorraló a Abascal. Estuvo firme y brava defendiendo la Cultura y desveló que Santiago Abascal (o ¡Santiago y cierra España!) pide a Feijóo el ministerio de Cultura y Educación. No lo negó. La perla fue la despedida en el minuto final de los candidatos. Abascal ya no pudo más y dejo entrever que podrían ilegalizar algunos partidos políticos «como a los comunistas». La ignorancia de este hombre es supina. Ignora que entre los padres y negociadores de la Constitución de 1978 estuvo Santiago Carrillo, y en la firma de la misma el comunista Jordi Solé Tura. Su despedida: «Buenas noches y ¡viva España!». Solo le faltó el saludo fascista.

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