Un puñado de certezas

Laura Bordonaba

Laura Bordonaba

El otro día por la noche una cadena de televisión emitió la declaración filtrada de Jenni Hermoso ante la Fiscalía. A la vez, en plató, una serie de periodistas y otros invitados debatía y comentaba lo que se iba viendo.

Me llamó la atención que dos de las periodistas fuesen las que más reticencias ofrecían a la versión de Jenni, llegando incluso, a asegurar sin duda que cuando una mujer es sexualmente agredida, lo sabe. O que cuando alguien consiente, no hay shock que valga, que lo del shock era algo como cogido por los pelos.

La verdad, me sorprende la gente que nunca duda, o de la gente que se jacta de pensar siempre lo mismo. Si algo nos enseña la vida es que la duda es una oportunidad. Una oportunidad para cambiar creencias, para dar un paso para atrás que permita ver el campo desde otro ángulo.

No me avergüenza decir que yo llegué al feminismo dudando. Y quizás, tarde. Crecí en una generación que todavía decidía cuál era su sitio, que no sabía qué espacio debía ocupar.

Tampoco me avergüenza decir que crecí leyendo mayoritariamente a hombres, y que desconocía el nombre de muchas escritoras. Quizás, incluso llegué a dudar de que escribieran tan bien como los hombres o cosas que me interesasen. Qué bella la duda cuando te vuelve del revés, te estampas contra la arena del fondo y resurges respirando a bocanadas. El día 16 de octubre se celebra el Día de las Escritoras, y afortunadamente llego a este día sin ninguna duda de la importancia de celebrarlo y de rendir homenaje a tantas escritoras que se dejaron vida, matrimonio, familia y reputación en el camino. A tantas que ya en la actualidad me acompañan y configuran mi mundo aportando riqueza, puntos de vista y haciéndome temblar. Llego con una biblioteca personal llena de lecturas de mujeres a las que miro y leo con orgullo, maravillosas y malditas, tiernas e incendiarias, divertidas y cínicas.

Pretender amar la literatura mientras se desprecia el trabajo de las escritoras es como afirmar ser un apasionado de la música mientras sólo conoces un estilo musical. Afortunadamente, a base de certezas vamos cambiando creencias. La literatura está llena de voces de mujeres que cuentan historias, pero también de editoras, correctoras, diseñadoras, agentes literarias, jefas de comunicación, libreras, que sostienen el mundo del libro, e importante, son cada vez menos los hombres que dicen no leer a escritoras, al menos, los que conozco. Quizás son los mismos que no dudaron de que aquel beso sí era para tanto.