Opinión | Sala de máquinas

Pina de Ebro

Hace tiempo que mantengo muy buenas amistades en Pina de Ebro. En algunas de mis clases, presentaciones o tertulias he tenido ocasión de conversar con Javier Blasco Zumeta, hombre de gran educación, mejor gusto y franca sabiduría si del medio natural hablamos. Aún siendo él modestísimo –como todos los sabios– siempre me han impresionado tanto su conocimiento del hábitat como el amor con que lo describe.

Conversando con el nuevo alcalde, Pablo Blanquet, de los muchos atractivos con que Pina cuenta en su historia y en su mediterráneo paisaje atravesado por el Ebro, se refirió él al nuevo libro de Javier Blasco: Pina de Ebro. Medio natural. Un volumen recién editado cuyas casi seiscientas páginas he devorado por su gran interés y claridad.

Blasco Zumeta, el gran naturalista de Pina, lo es también de su entorno. De los mejores humanistas, naturalistas e historiadores ha heredado este intelectual ejemplar el don de la observación, el ejercicio de la reflexión y la visión panorámica. En su monumental ensayo no sólo habla de Pina, o del Ebro, sino de todo lo trascendental de cuanto en ese enorme término municipal aconteció desde los primeros registros geológicos. Las rocas, los sedimentos o el tronco de las sabinas le ilustran de esa lenta erosión compensada por los légamos del río o los materiales, las semillas trasladadas, como las gotas de lluvia, por el cierzo. Nos habla Blasco acerca de los períodos de grandes sequías, de los que ya había registros en tiempos de Alfonso V el Magnánimo; nos recuerda tormentas de electricidad y piedra que causaron víctimas; riadas del Ebro asimismo trágicas; nieblas, hielos y otros muchos fenómenos climáticos...

Pero, optimista por naturaleza (nunca mejor dicho) dedicará más espacio a la generación de vida. A estudiar las plantas de los sotos y de las estepas. A describir a los animales de toda clase, tamaño, especie, procedencia o grupo (incluidos los invertebrados), esas arañas, esos mamíferos que viven y se reproducen en los campos y montes de Pina, sumando cientos de especies interactuando entre sí... Es este magno ensayo la visión culminante de un científico, Javier Blasco Zumeta, que ha hecho de Pina de Ebro un laboratorio universal, el museo vivo donde aprender de esa maravillosa naturaleza que nos envuelve con todos sus misterios.

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