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VIGESIMO SÉPTIMA EDICIÓN

Los enfermeros de la uci del Servet son los galardonados con el premio Aragonés del Año

La iniciativa surgió en los meses de confinamiento para hacer más llevadero el ingreso hospitalario. Desde el Miguel Servet se extendió a otros hospitales

Los enfermeros de la uci del Servet son los galardonados con el premio Aragonés del Año

Los enfermeros de la uci del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, por su proyecto Abrazando Corazones, son los galardonados con el premio Aragonés del Año. Natalia Becerril, enfermera de la uci polivalente del Hospital Universitario Miguel Servet y Luis Callén, gerente del mismo han subido al escenario: “Cuando esta pesadilla empezó hace más de 14 meses el hospital se convirtió en un búnker. El asilamiento del hospital era un blindaje que protegía a vida, pero muchos pacientes se quedaron solos con una enfermedad de limitado tratamiento y sin los suyos. La enfermería de las ucis se convirtió en la familia de los pacientes e hizo de enlace con el exterior". 

Equipo de enfermería de la uci polivalente del hospital Miguel Servet, ganador del premio Aragonés del Año por el proyecto ‘Abrazando corazones’

Cartas, mensajes de voz, listas de canciones, vídeos... Fueron algunos de los canales empleados tanto por familiares y ciudadanos anónimos para comunicarse con aquellos que estaban pasándolo peor en los meses de confinamiento: los enfermos que permanecían ingresados en los hospitales separados de familiares y seres queridos. El proyecto Abrazando Corazones nació para romper con esa barrera de la soledad que el virus había levantado. Por aquel entonces, al inicio de la pandemia, la situación era demencial. Las cuatro ucis del Servet estaban llenas. Y fue en el peor momento cuando el personal sanitario sacó fuerzas de flaquezas y dio el do de pecho ampliando sus horarios de trabajo para atender también la salud emocional y mental de los afectados por el virus. Con el aval de la dirección de Enfermería y el Comité de Dirección del hospital, el proyecto se puso en marcha en tiempo récord, que lo hizo extensivo a otras ucis.

A través de tablets o dispositivos móviles, las muestras de afecto llegaban hasta las mismas puertas de las ucis. Las videollamadas llenaron el tiempo vacío de las plantas al establecerse un mecanismo de comunicación diaria. Se abrió un correo electrónico al que se enviaban canciones, audios o incluso poemas para acompañar a los ingresados. La sociedad también respondió y comenzaron las donaciones de material tecnológico para que fuese más sencillo mantener esa vía de comunicación. La iniciativa servía como nexo de unión en mitad de la distancia. Ayudaba a luchar contra los sentimientos de miedo, tristeza y ansiedad.

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