Fiel a su estilo, JIM aplaza cualquier balance o análisis hasta tener en sus manos el certificado que acredite que el Real Zaragoza está salvado. El técnico alicantino es consciente de que falta poco, pero renuncia a dar por acabado un trabajo al que todavía le resta culminar la última fase. "Estaré liberado cuando lo hayamos logrado", resume JIM, que, eso sí, admite que la victoria en Las Palmas despejó el horizonte de manera casi definitiva. "Es cierto que esos tres puntos nos han dado un plus en todos los aspectos: en la clasificación, en el ánimo y también en el plano colectivo", expone el entrenador, que señala a los futbolistas como los únicos responsables de haber alcanzado tierra firme tras demasiado tiempo al borde del abismo. "El fútbol es de los futbolistas. La situación cuando vine no era la mejor, pero ellos han sido los que han remontado con esa fuerza del equipo, pero falta el colofón y ahora solo pienso en el Castellón, que viene con mucha necesidad de puntos, para certificar la permanencia. No podemos confiarnos y pensar que está todo hecho y eso en el grupo lo tenemos claro".

Porque JIM advierte que no solo el Castellón se la juega el jueves. "La vida nos la jugamos los dos", avisa, aunque reconoce que "no me cambio por nadie de los que tenemos abajo” pero “falta rematar y presumiré de que tengo la piel del oso cuando lo haya cazado". En ese sentido, JIM insiste en el discurso humilde para quitarse cualquier mérito en una permanencia que el Zaragoza ya roza con los dedos. "Vine a ayudar a los jugadores y me puse a su servicio, pero al final el rendimiento es de ellos. Les comenté lo que sentía y que había que elevar el rendimiento mucho porque no les estaba dando para sumar. Ese fue el mensaje y el jugador lo entendió. Quizá eso es lo único que se me puede achacar: convencerles de que podíamos salir con su rendimiento y ahora estamos a punto de conseguirlo".

Pero nada de pensar más allá, sobre todo, respecto a su continuidad en el banquillo zaragocista la próxima temporada, si bien el alicantino tiene un año más de contrato. "Solo pienso en el Castellón. Después del partido ya hablaremos del futuro", expone. Y sin confianzas porque la necesidad del Castellón le convierte en un adversario aún más peligroso. "Parece que ya estamos lanzando las campanas al vuelo, pero no podemos relajarnos. Eso es lo principal para competir en una categoría tan igualada. El Castellón jugará también a no encajar y a aprovechar sus ocasiones. Tiene un buen contragolpe, buen balón parado y un entrenador que está sacando un buen rendimiento a un equipo que estaba en una situación caótica y que ahora está fuera del descenso", indica el técnico, que hará cambios respecto al once que salió de inicio en Las Palmas. "Será un equipo oxigenado para hacerlo más competitivo", anuncia.