Se le ve feliz.

Siempre he dicho que me siento muy feliz de estar aquí y mi familia también. Y creo que eso se nota en el campo porque juego suelto y alegre al saber que tengo el apoyo de los míos. Tanto de la familia como de la gente, que así me lo transmite, lo que me pone muy contento. Si tuviera que definir mi estado de ánimo con una palabra elegiría felicidad. Porque es la que mejor me representa ahora. Pero también ilusión, que es la que siento por las buenas sensaciones que transmite el equipo.

Es uno de los favoritos de la afición desde que llegó.

Para mí es muy importante porque quiere decir que están contentos con mi rendimiento, pero lo que yo quiero es seguir dándoles alegrías porque se lo merecen después de todo lo que hemos vivido. Se trata de seguir mejorando.

¿Qué le dicen?

Me animan. Ya lo hacían el año pasado, cuando no podían ir al campo y la situación era complicada. Me transmitían ese ánimo y la confianza en nosotros. Y ahora es igual. Me trasladan apoyo y me piden que creamos en nosotros. Saber que la gente está detrás es esencial para nosotros.

¿Qué tal en Las Palmas? ¿Cómo se sintió después de varias semanas sin jugar?

Uno siempre tiene ganas de jugar. No me gusta estar metido siempre en el gimnasio, pero la realidad es que la pierna no me dejaba correr y, al principio, ni siquiera trotar. Pero aquello ya está olvidado y disfruté muchísimo en Las Palmas con la victoria del equipo. Tengo muchas ganas de seguir sumando.

¿Es mal suplente?

A mí me gusta jugar y, a ser posible, los 95 minutos que dure el partido. Pero esta temporada he tenido que partir como suplente en varias ocasiones debido a esas molestias y también en Las Palmas al venir de una lesión, pero siempre intento aportar ya sea desde dentro como fuera y hacerlo lo mejor posible.

¿Siguen los nervios antes de salir al campo?

Más que nervios, siento ganas de hacerlo bien y aportar cosas al equipo. Tanto Vada como yo sabíamos que había que adaptarse rápido al alto ritmo de un partido de ida y vuelta y creo que lo hicimos bien y el equipo pudo ganar, que es lo importante.

En su caso, fue un regreso especial a un lugar donde se le aprecia mucho.

Desde luego. Viví muchas cosas bonitas en Las Palmas, la afición me quiere mucho y así me lo transmitió. También mis excompañeros y el míster, Pepe Mel, con el que me llevaba muy bien. Es una segunda casa para mí.

¿Qué le dijeron al final del partido?

Cada equipo saca sus armas en el campo y ellos sabían que éramos duros de batir y que arriba nos costaba un poco más a la hora de generar y marcar, pero se vio que somos complicados a la hora de marcarnos gol y que ahora, además, nos están entrando. Es importante que nos respeten y sepan que somos un equipo difícil de derrotar.

Qué difícil es ganar al Zaragoza…

Lo es, lo es. Al final, es lo que buscábamos: solidez defensiva y crear ocasiones y marcarlas. Es el fútbol. Somos fiables y eso es lo importante.

La efectividad arriba ha llegado cuando se lesionaron usted y Vada, los máximos goleadores del equipo entonces.

Es importante que todos estemos enganchados y demos el cien por cien. Cuando nosotros caímos lesionados el equipo respondió bien y eso me pone muy contento.

¿Era solo cuestión de tiempo que el gol llegara?

Cuando me preguntaban siempre decía que el gol iba a llegar porque cuando trabajas bien es solo cuestión de tiempo. Ahora están entrando y ojalá siga así.

¿Lo pasaron mal Álvaro y Nano Mesa hasta que llegó el primero?

La gente de arriba quiere marcar, pero yo siempre los vi tranquilos, sin ansiedad y trabajando bien. El caso es que a veces entran y otras no, y ahora están marcando y me alegro mucho por ellos.

El último gol que marcó usted, en Málaga, lo celebró serio, sin sonrisas. ¿Y eso?

Simplemente, estaba tranquilo porque sabía que el gol iba a llegar. Mire, me salió así. Yo no soy de los que se preparan la celebración de los goles que marcan. No las tengo pensadas. Lo importante es que entró. Nada más.

¿Le da muchas vueltas a la cantidad de goles que lleva o a si debería llevar más?

No soy de los que se ponen a pensar en si podía haber marcado más goles. Solo trabajo cada día para mejorar y ayudar al equipo. El otro día, en Las Palmas, di una asistencia y ojalá el lunes ante el Leganés pueda aportar de la forma que sea.

El equipo al fin asoma por arriba, algo que llevaba mucho tiempo sin suceder. ¿Tenía ganas?

Claro. Siempre es bonito estar peleando por cosas en la parte de arriba. Para nadie es agradable estar abajo y saber que si pierdes caes a puestos de descenso. Es un año importante para dar un golpe en la mesa y decir que el Zaragoza tiene que estar peleando por cosas más grandes.

Ya en septiembre usted dejó claro que el único objetivo era el ascenso.

Es que es el único objetivo que podemos tener. Da igual si venimos de un año malo, yo siempre he visto al Zaragoza peleando por cosas importantes y este año tiene que ser así, eso sí, sabiendo de dónde venimos y con los pies en la tierra. Pero también con ilusión porque soñar no cuesta nada y el equipo lo está haciendo bien y cada día se ve un Zaragoza mejor y más maduro. Esto es muy largo y pueden pasar muchas cosas.

Da la sensación de que se lo creen más dentro que fuera y que el vestuario está plenamente convencido de que se puede.

Claro que se puede. Sabemos que esta categoría es muy difícil y que pierdes dos partidos y te vas abajo, pero tenemos la cabeza bien amueblada y estamos tranquilos.

¿No hubo dudas ante tanto empate seguido y tanto tiempo sin ganar?

Siempre estuvimos serenos y con la mente clara, convencidos de que las victorias iban a llegar. Es normal que desde fuera se dudara ante tanto empate consecutivo cuando ves que el equipo lo intenta pero no puede o que le empatan en el 93, pero nosotros siempre tuvimos esa tranquilidad que la profesión requiere. El equipo siempre ha mantenido la fe y la tranquilidad, con la seguridad de que llegarían los resultados.

¿Fue necesario hablar mucho durante ese periodo?

No, porque tenemos un grupo muy sano que siempre mira hacia delante por muy mal que vayan las cosas y confiamos el uno en el otro. Si sabemos que uno no está bien anímicamente vamos todos a animarlo y lo mismo si un compañero falla un pase. Además, cualquiera que entra al equipo lo hace bien y esa competencia es importante porque hace que el equipo siempre esté al cien por cien.

Se refiere al vestuario casi como a una familia.

Es que es la verdad. Nunca había estado en un equipo tan unido como este. Y eso es importante para rendir. Somos realistas y sabemos que queda mucho camino por recorrer, pero el equipo está con muchas ganas. Hay rivales muy buenos arriba pero tenemos esa ilusión por pelear con ellos y para ello tenemos que confirmarlo el lunes.

En La Romareda, por donde pasa todo.

Es una maravilla el ambiente que se vive y cómo se escucha animar a la afición desde ahí abajo, incluso cuando vamos por detrás en el marcador. Es un privilegio.

¿Quién le da más a quién, el Zaragoza a Narváez o Narváez al Zaragoza?

Nunca me he parado a pensar en eso, pero creo que más el Zaragoza a mí. Me ha dado esa tranquilidad que venía buscando hace tiempo y esa estabilidad y serenidad de saber que estás en un sitio donde se te quiere y en el que eres parte importante de su proyecto. A mí solo me queda seguir agradeciendo al club todo eso con goles o asistencias.

El pasado verano se le dio casi por perdido.

Algunas personas me decían por la calle que no me fuese, pero yo siempre he mantenido la cabeza tranquila y ha habido una buena comunicación con el club, sin rifirrafes y en continuo contacto. Me dijeron que era un jugador importante y eso es un privilegio que me da tranquilidad y estabilidad.

¿Se llegó a ver fuera?

No. Siempre he tenido la cabeza donde tenía que tenerla: aquí, donde está mi presente. Siempre estuve tranquilo porque sabía que tenía que pensar en mi equipo. Lógicamente, si el club me dice que hay algo bueno para ellos, pues tendría que pensar otra cosa, pero estoy muy contento aquí y espero estar mucho tiempo más en el Zaragoza.

Enero está a la vuelta de la esquina y sigue habiendo necesidad de dinero…

Pero no pienso en eso, de verdad. Lo que tenga que ser, será. Estoy centrado en el presente y en lo que estamos viviendo ahora. Solo quiero pensar en aportar y no en lo que pase de aquí a enero.

¿Se imagina jugando en Primera con el Zaragoza?

Ese es el objetivo. El equipo es cada vez más maduro y fiable y debemos pensar en cosas bonitas sabiendo que queda mucho. Pasaremos momentos duros, pero con la familia de ahí dentro lo vamos a conseguir.

¿El exceso de confianza o la euforia pueden llegar a ser ahora más peligrosos que el Leganés?

Hay que tener tranquilidad. Todos los equipos van a competir, estén arriba o abajo, porque es una categoría muy complicada. El del lunes será un partido difícil ante un rival que viene con la necesidad de ganar, pero nosotros queremos dar un golpe en la mesa y decir que de La Romareda va a ser muy complicado sacar puntos y que siempre iremos a ganar.

¿Hay ganas de revancha por el 0-5 de la pasada campaña?

No pensamos en eso, solo en ganar y acercarnos al objetivo pasa por hacerlo bien en nuestra casa ante nuestra gente.

Dígales algo.

Les pido que tengan ilusión y que sigan animando como siempre. Somos una familia muy unida y para alcanzar ese objetivo tan grande debemos estar todos juntos. Seguro que lo vamos a conseguir.