No es habitual en los terrenos oscuros de la Segunda que un campeón del mundo se pase por La Romareda, escenario en otros tiempos de las visitas de los más grandes. Este lunes lo hará Fernando Llorente, con sus 36 años y como parte de aquella gloriosa estrella en Sudáfrica. Es el decimoquinto fichaje del Eibar en este curso, cuando arribó a finales de octubre desde el paro tras la grave lesión de Franchu y por la dolencia que arrastraba Fran Sol, ahora ya recuperado. Llevaba sin equipo desde junio tras estar cedido por el Nápoles en el Udinese.

No es un salario estratosférico el de Llorente en el Eibar, muy lejos de sus emolumentos en el Sevilla, la Juve, Swansea, Tottenham o el club napolitano. De hecho, se mueve en el entorno de otros delanteros del club armerol de los Stoichkov o Blanco leschuk, aunque sus fichas en ningún caso las podría asumir el Zaragoza. Sí el Eibar, con un límite salarial de 30 millones de los que solo gastó 20 en el pasado verano.

Con ese margen y con una economía saneada, César Palacios director deportivo armero, se lanzó a por el navarro, que se hizo grande en el Athletic y en la 'Roja' (15 veces internacional). Y Llorente dio el sí. «Está claro que tiene un historial muy grande. Fernando vino con esa ilusión de aportar y ojalá que lo haga todo lo posible. Sé que va a ser importante en muchos aspectos y no solo en el campo. Necesita su tiempo porque estuvo meses sin entrenar en un equipo y sin competir», dice Palacios sobre el punta, que se entrenó en Zarautz con preparadores físicos estando en el paro.

Lleva 77 minutos en cinco partidos saliendo del banquillo y fue titular en Copa. Gaizka Garitano, que ya quiso su retorno en el Athletic en 2020, sabe que en Segunda si Fernando, con un palmarés envidiable, se acerca a ser el que fue, tiene un delantero diferencial en un Eibar ya con un arsenal arriba envidiable (Stoichkov, Fran Sol, Corpas, Blanco Leschuk, Quique...) y que cuenta con un gran cañón en recuperación y que quiere vivir en Ipurua su último baile.