El Periódico de Aragón

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La opinión de Sergio Pérez

El edema óseo de Iván Azón y un fichaje de 15-20 goles

Iván Azón celebra con rabia su primer gol de la temporada pasada, en Leganés en febrero. CARLOS GIL-ROIG

Iván Azón pasó frustrado y frustrando con su mala pata en la primera parte de la temporada pasada. El delantero no marcó hasta la jornada 27, el 11 de febrero, con más de media Liga consumida. Fue en Leganés, un gol de última hora e inservible. El Zaragoza perdió por 2-1. Desde ese momento, cuando recogió el balón del fondo de las redes, gritó de rabia y liberación y corrió hacia el medio del campo para ganarle segundos al reloj en busca de una remontada que no llegó, el canterano anotó seis más en tres meses y medio: al Sporting, al Almería, al Fuenlabrada, al Amorebieta, al Huesca y a la Real Sociedad B. Todas dianas importantes, que condujeron a cuatro victorias y dos empates blanquillos.

La mejoría en el juego de Azón fue exponencial desde aquel tanto en Butarque. En la segunda mitad de la campaña, el aragonés rompió. Fue un delantero estupendo, con una amplísima variedad de registros, pesadilla constante para los defensas y cada vez más finura en la definición, su gran caballo de batalla. Acabó la Liga con siete goles, las expectativas sobre su desarrollo aumentadas y una justísima renovación. Ahora mismo, con 19 años, es una pieza de gran valor de mercado.

En esta última pretemporada comenzó a una altura similar a la que había acabado la campaña precedente. Le marcó al Lleida, al Nástic y al Al Shabab. Jugando muy bien. Luego, infortunadamente cayó lesionado con un edema óseo que hasta este jueves el club no ha oficializado y aún no se ha estrenado en la Liga. El agujero que ello provoca arriba se ha puesto de manifiesto en solo dos jornadas y bien que le ha echado en falta el equipo, sin capacidad para definir, muy especialmente frente al Levante, y cero goles a favor en 180 minutos. Azón tampoco estará en Cartagena.

Mientras tanto, el club rastrea el mercado en busca de un nueve de campanillas, el gran anhelo del verano y cuya llegada se ha retrasado hasta el final a la espera de una oportunidad de oro. Esa es la obsesión colectiva y en la SAD: fichar gol, contratar un punta que garantice entre 15 y 20 goles, que los tenga ya en su currículum o que pueda asegurarse que los hará si todavía no los ha hecho. Venga quien venga, que hace falta que venga por una simple cuestión numérica y, sobre todo, para que el proyecto dé un salto ascendente, tendrá un hueso muy duro de roer en Azón. Si se lo permite su cuerpo, ahora renqueante y del que su fútbol tan físico vive por completo, Iván está preparado o en las últimas vías de preparación para empresas importantes en Segunda. Tiene seguro en sus botas más de diez goles por temporada.

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