El Periódico de Aragón

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La opinión de Sergio Pérez

Las sugerentes mezclas con los tres delanteros de Torrecilla

Miguel Torrecilla, a la derecha, acompaña a Gueye en su presentación. ANDREEA VORNICU

Antes de que arrancara la temporada, nadie ponía en duda que el Real Zaragoza tenía bajo palos a un guardameta de contrastada categoría, alta fiabilidad y sobrada seguridad a pesar de que, de tanto en tanto, comete algún error individual puntual, que Cristian también es humano a pesar de su condición de divinidad popular. Antes de que se iniciara la Liga, nadie ponía en duda que el Real Zaragoza salía a competir con una línea defensiva sólida, con futbolistas consistentes, algunos entre los mejores de Segunda y una respuesta colectiva en ese área aparentemente garantizada. Esa percepción se mantiene hoy después del traspaso de Chavarría y la contratación de Fuentes.

Antes del comienzo del campeonato, nadie ponía en duda a Jaume Grau, un centrocampista que con su sola presencia es capaz de dotar de equilibrio táctico y sentido común a todo un equipo. Junto a él, el resto de componentes del centro del campo quizá no alcancen el nivel cualitativo de la portería ni de la defensa, pero sí que tienen la altura suficiente para competir con algunas menos armas que otros equipos rivales, pero sin demasiados complejos.

Antes de que arrancara esta campaña, todas las dudas se dirigían hacia el frente del ataque, remodelado casi por completo este pasado verano después de haber errado casi todos los tiros en los mercados precedentes. Finalmente, el Real Zaragoza ha salido a buscar la gloria con Giuliano, Gueye e Iván Azón, con los que Miguel Torrecilla pretende remendar los fallos en cadena con Álex Alegría, Álvaro Giménez, Nano Mesa o Sabin Merino. En las cinco primeras jornadas, el equipo ha marcado tres goles, todos obra de Simeone, estuvo cuatro partidos y medio sin ver puerta y, ahora mismo, solo el Racing y el Burgos acreditan menos tantos a favor (dos).

Sin embargo, la brillantísima actuación de Giuliano en Ponferrada, corriendo a los espacios, ganándolos, haciendo sentir el miedo a sus contrarios, velocísimo, vertical y demostrando puntería y eficacia, ha abierto la primera ventana de esperanza fundada para que la capacidad realizadora del Real Zaragoza aumente este año y, con ello, sus posibilidades de éxito. Simeone se ha metido a La Romareda en el bolsillo: su fútbol sincero y entregado le han ayudado mucho.

Todavía ha de debutar en esta Liga Iván Azón, autor de siete goles la pasada campaña y que en la pretemporada volvió a rayar a gran nivel. Habrá que ver cuánto daño ha hecho a su juego de condición tan física el edema óseo que le ha tenido parado para su disgusto y el del resto. Lo mismo sucede con Gueye, que solo ha aparecido de manera testimonial ante el Lugo y al que las semanas darán nuevas oportunidades para demostrar cuánto puede subir las expectativas de triunfo del Real Zaragoza.

Es lo que tiene el fútbol, tan dado a los vaivenes emocionales y tan poco acostumbrado al equilibrio, pata de ajuste obligado en los clubs para su correcto funcionamiento. Las victorias cambian las perspectivas. Los goles, los juicios. El 1-2 de Ponferrada ha renovado los augurios. Hasta dónde dará para llegar todavía es pronto para saberlo. Lo que es seguro es que Giuliano, Azón y Gueye tienen buenas cosas para ofrecer y Carcedo, material para probar diferentes y sugerentes mezclas cuando los tres delanteros estén en plenitud.

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