Raúl Sanllehí, director general del Real Zaragoza, ensalza el proyecto «único y fantástico» de la nueva propiedad del club aragonés y se congratula de formar parte de él con el objetivo de devolver a «una entidad histórica al lugar al que pertenece». Así lo expone el catalán en una entrevista concedida al medio británico The Athletic UK. «Definitivamente, el proyecto está impulsado por el valor, no se trata de especulaciones. El potencial es obvio», asegura.
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"Todos queremos ascender este año, pero no me siento presionado para hacerlo, ni siquiera el próximo»
El dirigente zaragocista confía en que el equipo aragonés vuelva pronto a Primera , pero «la paciencia es muy escasa en el fútbol. Eso lo tengo muy claro, y sobre todo aquí en Zaragoza, después de 10 años en Segunda», dice. «La Segunda División es una locura. Puedes ganar a cualquier rival y también perder. Todos queremos ascender este año, pero no me siento presionado para hacer eso, ni siquiera el próximo», afirma el director general de la entidad aragonesa.
En este sentido, Sanllehí reconoce que «mientras podamos demostrar que vamos por el camino correcto, estaremos bien. Pero nada tiene sentido sin estar en Primera División. Necesitamos hacer las cosas bien para llegar allí» y esgrime que «hemos aprovechado la red que tenemos, no solo con los clubs sino también con las sólidas conexiones que tengo con los agentes. Quería que entendieran que este es un gran proyecto para un jugador: cada partido en casa con 25,000 personas, la presión de los medios... No hay otro equipo en Segunda así».
La entrevista también aborda su etapa en el Arsenal, donde fue director de fútbol hasta hace dos años. «Me encantaba. No puedes imaginar la gente del club, la historia de la entidad… sentía realmente que estaba en la cima del mundo. Apreciaba a los dueños, la familia Kroenke, pero los últimos diez meses fueron horribles. Tuve que despedir a 55 personas sin saber que yo era el 56», indica.
"Tuve que despedir a 55 personas sin saber que yo era el 56”
Para Sanllehí, el covid fue el detonante de su marcha. “No me sentí traicionado por los Kroenkes. Ellos tenían el LA Rams, los Denver Nuggets, los Colorado Rapids y, de repente, todos esos equipos no podían jugar debido a la paralización de las competiciones durante la pandemia. Pero tenías que pagar los salarios y los ingresos no estaban garantizados. Ellos entraron en pánico, pero un pánico lógico, como todo el mundo. Sin el covid estoy seguro de que estaría todavía allí ya que mi relación con los Kroenkes era maravillosa”, afirma.