La hiperuricemia, más conocida como gota, es una enfermedad que se caracteriza por el aumento de producción de ácido úrico que provoca la acumulación de cristales de este ácido en las articulaciones. 

El ácido úrico se produce para descomponer unas sustancias denominadas purinas de las que la carne o el marisco tienen un alto contenido. Una vez realizada su función la mayor parte de este químico se disuelve en la sangre y es expulsado a través de la orina. 

El problema viene cuando los niveles de este químico en la sangre son superiores a 7mg/dl, porque en ese momento forma los famosos cristales que se depositan en las articulaciones. 

  • El dedo gordo del pie es la zona donde más frecuentemente se depositan estos cristales, pero no la única. La gota puede también afectar al empeine o el tobillo. 

Los principales síntomas de la hiperuricemia en la articulación afectada son:

  • Inflamación
  • Enrojecimiento
  • Dolor, incluso con el más mínimo roce.

Las molestias suelen comenzar por la noche o a primera hora de la mañana. 

El consumo de carne o marisco eleva los niveles de ácido úrico.

800.000 afectados en España

Según los datos del estudio EPISER 2016 realizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER), la prevalencia de la enfermedad de la gota en España es del 2,4% de la población adulta, lo que equivale aproximadamente a 800.000 afectados en nuestro país. De ellos, el 66,6% son pacientes mayores de 60 años.

Y según ha indicado la doctora Neus Quilis, reumatóloga del Hospital Vinalopó de Elche:

  • "Estos datos son mayores en comparación a los de otros países de nuestro entorno (salvo Reino Unido, que es similar) y se observa una tendencia creciente probablemente en relación con una mayor esperanza de vida y cambios en el estilo de vida. Además, se ha observado que en los últimos años están aumentando las hospitalizaciones por esta enfermedad reumática".  

Esta experta señala que, aunque es una enfermedad muy común entre los hombres, “las mujeres también pueden padecer gota, si bien suele aparecer tras la menopausia probablemente porque los estrógenos consiguen menores cifras de ácido úrico en sangre.

En mujeres mayores una forma no infrecuente de afectación se da en los dedos de las manos”.

La gota se puede curar

De cara a los pacientes, la especialista insiste en que

  1. "Existen recomendaciones relativas al estilo de vida que se pueden seguir para reducir las posibilidades de tener niveles altos de ácido úrico en sangre".
  2. "Para prevenir debemos saber que, en líneas generales, seguir una dieta rica en purinas de origen animal (carne roja o marisco), alcohol (sobre todo la cerveza) y bebidas ricas en fructosa aumentará la posibilidad de tener hiperuricemia y gota".
  3. "Las últimas guías recomiendan también fomentar una dieta cardiosaludable y mantener un control del peso".
  4. "Para pacientes ya diagnosticados resulta indispensable seguir el tratamiento farmacológico prescrito por su médico".

Pero el punto 4, que debería ser una gran noticia, se convierte en la asignatura pendiente de esta enfermedad. Porque es precisamente la falta de adherencia a los tratamientos lo que impide terminar con una enfermedad que se puede curar.

Así lo asegura la doctora Diana Peiteado, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario La Paz (Madrid):

  • "La gota puede curarse consiguiendo la desaparición completa de los depósitos de urato y controlando la uricemia. No obstante, a pesar de contar con opciones terapéuticas efectivas y con un mayor conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad, el control en la práctica real está lejos de ser el adecuado".

Para eliminar el exceso de ácido úrico en la sangre la reumatóloga Peiteado recalca que:

  • "Es fundamental seguir trabajando en la adherencia a fármacos hipouricemiantes, así como en la promoción de hábitos de vida que mejoren la gota y el adecuado manejo de sus comorbilidades asociadas". 

Además, -ha añadido- “avances como la ecografía pueden ofrecer un mejor diagnóstico y seguimiento de los pacientes con gota, por lo que se debe potenciar la formación de los especialistas en esta técnica”.

El control del ácido úrico es necesario para acabar con la gota.

Impacto y recursos de pacientes hospitalizados

El incremento de afectados y la falta de control de los niveles de ácido úrico tienen otra consecuencia preocupante, que es el incremento de hospitalizaciones a causa de la gota. 

La doctora Peiteado explica los resultados de un estudio que realizaron entre los años 2005 y 2015 y que revelaba que:

"Las tasas de hospitalización nacional de la población gotosa fueron incrementándose de forma progresiva pasando de 35 casos por 10.000 habitantes al año hasta 50 casos por 10.000 habitantes/año, un aumento de hospitalización similar a otros países".

  • "Un 83% de los pacientes gotosos hospitalizados eran varones, con una media de edad de 72 años y una importante carga de comorbilidad".  

El impacto en los recursos sanitarios de los pacientes con gota se debe a su elevada morbilidad que provoca un número importante de visitas médicas y prescripción de fármacos, especialmente en el ámbito de Atención Primaria, y en menor grado en especializada. 

Además, “hay que destacar la frecuente asociación con otras enfermedades especialmente con factores de riesgo cardiovascular, que aparecen en porcentajes mucho mayores que en la población general".

"De hecho, se trata de la enfermedad articular inflamatoria más prevalente y con más comorbilidad asociada”, ha precisado.