El batiscafo Nautile logró ayer tapar una grieta del Prestige y comprobó que ha bajado hasta 10 grados la temperatura del fuel que se escapa por ellas, lo que hará aumentar su viscosidad y ralentizará su velocidad de salida. El éxito de la inmersión ha llevado a los expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a apostar por taponar los otros 13 orificios del petrolero, por los que vierte cada día 125 toneladas de fuel, según explicó su presidente, Rolf Tarrach.

La grieta taponada tiene 40 centímetros de diámetro. Sobre ella han colocado un parche metálico de cinco kilogramos y, encima, un peso de otros 25 kilos. Los investigadores confían en que, mientras se intentan taponar el resto de las fugas, se enfríe el fuel del interior hasta dejar de fluir, con lo que el problema quedaría resuelto.