Las lentejas son unas legumbres que se han ganado a pulso la fama de ser uno de los productos más saludables de nuestra tradicional dieta mediterránea. Existen diferentes variedades: la más pequeña de todas, llamada pardina o francesa; la verdina de excelente sabor, pero de escaso consumo en nuestro país; la rubia castellana o lentejón, la más vendida en España y la rubia de Armuña, derivada de la anterior.

Desde hace unos años se dispone de la lenteja americana, cuya cocción, en cualquier tipo de agua, es más rápida que para cualquiera de las variedades tradicionales.

LOS NUTRIENTES El contenido nutricional las lentejas se caracteriza por su aporte en diferentes nutrientes con un valor calórico que no puede considerarse muy elevado. Destaca el porcentaje en hidratos de carbono y proteínas, con un mínimo contenido en grasas. Dado que las proteínas no son tan completas como las de origen animal, combinar las lentejas con otros alimentos que las complementen (como las carnes, los huevos, los cereales, etc) convierten a la mezcla en un plato mucho más nutritivo.

Entre los elementos minerales, todo el mundo conoce la riqueza en hierro de las lentejas pero, es también notable el aporte en potasio, fósforo, magnesio y zinc, así como en vitaminas del grupo B. Otra de las grandes ventajas de consumir lentejas es el importante nivel de fibra que aporta. En este sentido, hay que tener en cuenta que un elevado porcentaje de la misma es fibra de tipo hidrosoluble con acciones muy favorables para la salud.

TRUCOS DOMESTICOS El único obstáculo para un consumo más generalizado es su digestibilidad. No obstante, existen diversos trucos domésticos que la facilitan. La primera regla de oro para hacerlas más digeribles es una correcta cocción. Luego, una vez en el plato, es aconsejable masticarlas bien.

Una ebullición lenta y añadir hierbas aromáticas como laurel, comino hierbabuena, etc., durante el guiso, minimiza estos posibles inconvenientes.