Violador y ladrón. Ese es el perfil de Pedro Jiménez García, de 41 años, presunto autor de los asesinatos de las dos policías de Hospitalet, María Aurora Rodríguez García, de 23 años, y Silvia Nogaledo García, de 28, ambas en prácticas.

Anoche, era el hombre más buscado de Cataluña por los mossos y la Policía Nacional, que llevan la investigación conjuntamente. El sospechoso de los crímenes debía regresar a las cinco de la tarde de ayer a la prisión de Brians, después de tres días de permiso, pero no lo hizo.

Jiménez García cumplía una condena de 30 años por robo con intimidación, lesiones y violación de una joven en Hospitalet en 1992. El preso cumplió en 1999 las tres cuartas partes de su condena gracias a las redenciones previstas en el antiguo Código Penal. Hubiera obtenido la libertad el 20 de abril del 2005.

REPETICION DEL CASO Aquel caso guarda una gran similitud con el de las dos policías. En ambos, el agresor atacó en la puerta de acceso al edificio y empleó una violencia inusitada. Sin embargo, en 1992 la víctima sobrevivió a las lesiones.

La Junta de Tratamiento de Brians propuso el permiso para Jiménez ya el año pasado, porque legalmente tenía derecho a él. Sin embargo, el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 2 lo denegó porque tenía otra causa por un asunto menor, entonces pendiente de juicio. Varios mossos aguardaban ayer tarde su posible regreso a Brians, pero Jiménez no apareció. Durante todo el día de ayer, los agentes lo buscaron por El Prat, donde tiene familia y amigos y en otras localidades.

Los especialista de la Policía Científica de los Mossos identificaron al agresor por las huellas encontradas en el piso de la Rambla de la Marina, número 38, 7º 2, donde se cometió el doble crimen. La policía está pendiente de los análisis de ADN sobre el cabello y otros restos biológicos, pero no duda de que preso de permiso estuvo en esa vivienda de Hospitalet. En la casa no apareció ningún otro vestigio que haga pensar en la participación de otra persona en las muertes de las policías. No obstante, no se descarta.

Los investigadores de ambos cuerpos han hecho una reconstrucción de los hechos a partir de los datos y pruebas obtenidas. Según la hipótesis más plausible, el agresor atacó a Silvia Nogaledo en la puerta del edificio, cuando poco antes de las nueve de la mañana regresaba de trabajar en el turno de noche y había dejado su arma en la comisaría de Castelldefels.

Los responsables del caso creen que, como en el 92, obligó a la chica a subir al piso y a abrirle la puerta. Allí maniató, golpeó y apuñaló hasta la muerte a ambas jóvenes. Y a María Aurora Rodríguez, además, la sometió a vejaciones sexuales.

LAS ARMAS Las dos policías no llevaban sus pistolas porque, al estar en prácticas, tenían la obligación de dejarlas en comisaria o hacer frente a las correspondientes sanciones. Esta medida fue duramente criticada ayer por los sindicatos policiales.