Tras matar a su primera víctima, la universitaria Dora Cecilia Cajamarca Ríos, Gilbert Alberto Chamba Jaramillo se presentó en su funeral para dar el pésame a los padres. Pocos días después, acudió a la basílica de la Virgen del Cisne y le prometió a la santa que caminaría entre San Pedro de la Bendita hasta el Cisne, como muestra de arrepentimiento. Antes de abandonar la iglesia, pasó por el confesionario y relató su crimen a un cura. Nunca cumplió su promesa, y todavía mató y violó a otras siete chicas antes de ser detenido.

Según todos los indicios y a falta de una confirmación oficial, éste es el mismo hombre que está en prisión por su presunta implicación en el asesinato de la estudiante leridana, María Isabel Bascuñana, el pasado 24 de noviembre. En Ecuador, el veterano redactor de sucesos de El Correo de Machala Alberto Chávez Cruz, autor de la primera crónica que relacionó al detenido por los Mossos d´Esquadra con el asesino en serie, que conmocionó a finales de los 80 la provincia de El Oro, no tiene la menor duda.

"Mire, señorita. Hay caras que uno no olvidará en la vida. Y la de Chamba está aquí grabada para siempre. Cuando vi su foto por internet, grité: ´Míralo, el canalla´", relató ayer Chávez, por teléfono, apabullado por la atención mediática que acapara después de su revelación periodística.

Durante meses, este periodista "de crónica roja" --como llaman los ecuatorianos a las noticias de sucesos-- persiguió a Chamba en sus diferentes comparecencias en los juzgados del país. Escribió, con generosidad de detalles escabrosos, las muertes de las ocho víctimas a manos del extaxista. Y participó en la multitudinaria conferencia de prensa que ofreció la policía de Machala cuando detuvieron al asesino en serie.

"Nos lo dejaron un ratito delante y nos dejaron preguntar. Eramos tantos que apenas pudimos decir mucho, pero recuerdo que aquel día titulé que él era el único culpable", recuerda el cronista.

Ahora, su olfato periodístico le lleva a investigar cómo fue posible que las autoridades judiciales, policiales y migratorias de Ecuador concedieran el pasaporte a una persona que acababa de salir de prisión tras cumplir una condena por ocho homicidios y otras tantas violaciones. "Algo no está claro. Y lo peor es que en estos momentos el expediente policial de Chamba ha desaparecido de los archivos de la policía", añade, misterioso.

El periodista está convencido de que Chamba es un ejemplo claro de la nula posibilidad que tienen de rehabilitarse y encauzar su vida determinados asesinos en serie. "Lo tenía todo. Cumplió condena en Ecuador. Llevaba una nueva vida en España, con su familia y un trabajo. Pero hay algo más fuerte en él que le empujó a volver a matar, y fíjese, de la misma manera".

Los Mossos, a la espera

Dora Cecilia Cajamarca Ríos, regordeta, trigueña y morena, fue la reina del barrio de Santa Elena, en Chavala. Chamba la vio por primera vez allí, vestidita de princesa y con corona. Una noche, ella subió a su taxi. El la invitó a comer sandía y le pidió mantener relaciones sexuales a cambio de una cadena de oro. Como se negó, la mató. María Isabel Bascuñana contó a sus amigas antes de morir que alguien, un desconocido, la asediaba.

Mientras tanto, los Mossos d´Esquadra esperan recibir en breve la información que han solicitado sobre Gilbert Alberto Chamba Jaramillo a las autoridades judiciales ecuatorianas, antes de pronunciarse sobre el tema.