Decenas de expedicionarios han desafiado a la naturaleza, se han enfrentado a sus propias limitaciones y han salido victoriosos antes y después de que el noruego Amundsen se convirtiera en el primer hombre en pisar el Polo Sur, en diciembre de 1910. Al punto exacto donde convergen todos los meridianos han llegado desde finales del siglo XVIII misiones alemanas, escocesas, francesas, japonesas, chilenas, estadounidenses y surafricanas; en el listado que encabeza Amundsen hay exploradores míticos como Robert Scott, James Cook y Ernest Shackleton, y menos míticos como Carsten Borchgrevink o Lars Christensen, que son también parte de la historia del Polo; pero lo que hay sobre todo es un inacabable apetito por ser los primeros: los primeros en avistar, en pisar, en sobrevolar o en atravesar. Los tres españoles que esta mañana emprendieron el viaje con rumbo a la Antártida van camino de engrosar la lista.

Por poco competitivas que sean sus voluntades, Eric Villalón, Jesús Noriega y Xavier Valbuena pueden, si el 27 de enero llegan al corazón del continente helado, hacerse un lugar en el índice de los pioneros: conformarían la primera expedición de discapacitados capaz de llegar al Polo Sur. Bajo el paraguas de Obra Social La Caixa, con el respaldo de un puñado de patrocinadores y en compañía de un par de expertos guías, caminarán 250 kilómetros en condiciones extremas, hostiles como hay pocas --vientos de hasta 300 kilómetros, temperaturas de 40 grados bajo cero-- demostrando que uno puede haber perdido una pierna (Valbuena), haber nacido sin una mano (Noriega) o padecer serios problemas de visión (Villalón), y así y todo tener sitio junto a sir Shackleton.

SIMULACRO EN GROENLANDIA Se han entrenado un año y medio para preparar la odisea. "Y ya tenemos ganas de salir pitando, de estar allí, de hacerlo", se impacientaba ayer Noriega, madrileño, quien con sus dos colegas catalanes estuvo el mes pasado en Groenlandia para saborear un entorno lo más parecido posible al que a partir de ahora tendrán que sufrir. Cada uno empujará un trineo de 80 kilos y llevará encima cinco capas de ropa para combatir el frío, y tanto el día de Reyes como la gloriosa noche que pasen en el Polo Sur podrán comer a la altura de las circunstancias: dos menús especiales que ha preparado el chef Carles Gaig --el Menú Cero Límites y el Menú Polo Sur Sin Límites-- para la ocasión. Por supuesto, con el tratamiento adecuado para que lleguen en buenas condiciones.

Pero lo que celebrarán esa noche y en ese punto singular del planeta no será precisamente ser los primeros. Celebrarán, sencillamente, haberlo hecho. "Cualquiera puede tener un accidente y perder un miembro, y eso no es un obstáculo para vivir --explicaba Villalón--. No hay que tener límites. Se trata simplemente de tener los instrumentos y los ánimos para lograr lo que queremos".

MUESTRAS CIENTÍFICAS Y lo que Valbuena, Noriega y Villalón quieren no es solo llegar; la expedición es probablemente un experimento de superación, y una nueva epopeya de la historia de la exploración, incluso algo debe tener de ejercicio deportivo; pero también tiene una vertiente científica, de modo que a lo largo de todo el recorrido los exploradores recogerán muestras de hielo que, una vez en España, serán sometidas a análisis con miras a demostrar esto: que el Polo Sur, la zona más alejada de la civilización, también sufre los efectos de la contaminación humana. Tal vez sea el ingrediente moderno, ecológico, de una gesta que seduce desde hace siglos.