Eva Moreno es la precursora de la venta de juguetes eróticos. La sexóloga da claves sobre las emociones y la sexualidad en su libro 'Mi deseo depende de mí' , en su consulta terapéutica e incluso en el programa de Mónica Naranjo 'Mónica y el sexo', donde colabora. La creadora de las reuniones de Tapersex, nos muestra qué problemas de educación sexual se encuentra en una sociedad marcada por las altas expectativas que establece el porno en los jóvenes.

En su último libro 'Mi deseo depende de mí' asegura que la sexualidad no es perfecta...

Tenemos el ideal de que cuando hay un encuentro sexual tiene que ser lo más maravilloso del mundo y nos lo hemos construido a base de falsas creencias que hemos recibido a través de los medios con mujeres con cuerpos fantásticos donde todo es perfecto. Esto tiene que ver con la falta de educación emocional y sexual que tenemos. En el terreno de la sexualidad nos volvemos súperexigentes y, eso, lo único que hace es frenarnos, así aparece el temor a no dar la talla.

¿La sociedad está bien educada sexualmente hablando? ¿Qué falta por hacer?

¡Nos falta aprender mucho! Lo primero, el autoconocimiento, es decir, conocer nuestros propios cuerpos. La mujer, afortunadamente, ya está dando pasos. No puedes poner tu cuerpo en manos de otra persona que no te conoce de nada para que sea quien descubra lo que te gusta, dónde te tiene que tocar, cómo te gusta mantener relaciones sexuales, cuáles son tus puntos de placer... Todo eso lo tenemos que traer aprendido de casa y desde ahí comunicarte con la otra persona que deberá tener la curiosidad para conocer tu cuerpo y para que tú conozcas el suyo. Nos falta empoderarnos en nuestra sexualidad, aprender más de nuestro cuerpo y hablar.

¿Cómo se puede educar en ello en los institutos o desde casa?

Llevando asignaturas de educación emocional y sexual a las escuelas, desde bien pequeños. Pienso que también haría falta una educación paralela para los adultos porque si en las escuelas reciben un mensaje que en casa es totalmente opuesto, se crea una disonancia en los niños. Una educación emocional con la que te enseñen a comunicarte, a expresarte y a conectar con tus emociones es un avance y es salud.

¿Qué importancia tiene para la salud cuidar el deseo sexual?

Nos hace más felices. Cuando trabajo con las mujeres que están preocupadas por su deseo sexual hipoactivo, se sienten tristes y sienten que han fracasado en su relación o que tienen alguna carencia y, todo eso, les hace no estar satisfechas consigo mismas.

Colabora en el programa 'Mónica y el sexo' con Mónica Naranjo y ella lo hace en tu libro, ¿qué le ha aportado la cantante?

Primero conocerla a ella y que tuviese esa confianza en mí para dejar que la ayudase en su proceso de reconectar con su deseo sexual y, además, la experiencia de participar en un programa que habla de sexualidad con esa normalidad y sentido del humor.

¿Existe esa normalidad a la hora de hablar de sexo o aún es un tema tabú en la sociedad?

Tenemos prejuicios, ideas preconcebidas y mucha vergüenza. Cuando las expectativas están tan altas, de alguna manera te corta el rollo. El modelo de sexualidad donde están aprendiendo los jóvenes es el del porno y eso no tiene nada que ver con lo que pasa en la cama de una persona normal y corriente (ríe). En el porno vemos a mujeres que se cosifican convirtiéndose en agujeros y que no sienten, no hay orgasmos y todo es espectáculo. Y los hombres aguantan tres horas con una gran erección, tienen penes enormes, ¡eso no es real! Cuando ves una película de Superman, sabes que es ficción y con el porno eso no nos pasa.

En sus terapias como sexóloga, ¿han aparecido asuntos nuevos como consecuencia de la pandemia?

Sí, estoy trabajando más en terapia de pareja desde la pandemia. Las parejas han tenido la oportunidad de convivir y, por tanto, más tiempo para hablar desde una situación de vulnerabilidad e incertidumbre. Con la suma de todo eso, se han dado cuenta de que necesitan ayuda porque en su relación hay problemas tanto de comunicación como a nivel sexual. Poco a poco se va perdiendo el miedo a pedir ayuda terapéutica.

Se ha reducido el pudor a la hora de pedir ayuda, ¿han contribuido las reuniones de Tapersex?

El juguete erótico nos ha servido como vehículo para poner el tema sobre la mesa. Pone creatividad en el juego, te aleja de la rutina, ayuda en el autoconocimiento, etc. Las mujeres están menos acostumbradas a hablar y a practicar la masturbación, en los hombres es más natural y afortunadamente eso está cambiando.