Desorientada, semidesnuda y envuelta en sangre en mitad de un descampado junto a la N-330 en el zaragozano barrio de Valdespartera. Así halló, en medio de la noche, una patrulla de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón a Beatriz, una prostituta que no ha podido ver cómo se ha hecho Justicia porque murió dos meses después. El agresor de la mujer, José Manuel Calvo Ropero, ha sido condenado a 14 años de cárcel por estos hechos cometidos el pasado 11 de agosto, calificados como agresión sexual y lesiones graves.

Inicialmente afrontaba 27 años de cárcel, si bien su abogado defensor José Luis Melguizo y la Fiscalía llegaron al acuerdo de una pena que ha sido ratificada por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza. Para rebajar el castigo, el vecino de la capital aragonesa tuvo que abonar 33.176 euros como reparación de daño, además de tenerle en cuenta la atenuante de trastorno mental porque en el momento de los hechos así lo tenía diagnosticado.

La agresión tuvo lugar en agosto. José Manuel Calvo Ropero iba con su vehículo por la calle Ramón y Cajal, en la zona de Pignatelli –cuyos vecinos solicitan al ayuntamiento atajar los problemas de inseguridad–, cuando paró a la víctima que ofrecía sus servicios sexuales. Tras pactar una serie de condiciones sobre las relaciones que iban a mantener ambos en la vivienda del ahora arrestado, la joven se montó en el turismo sin poder prever lo que le iba a ocurrir horas después. Eran sobre las 17.30 horas. Ya en la vivienda del arrestado, situada en el mismo barrio en el que fue abandonada tras recibir la paliza, ambos mantuvieron las relaciones sexuales contratadas. Allí le propuso realizar sexo anal y sin preservativo. Ella anteriormente había puesto como requisito el uso de profilácticos en todo momento.

Ante la negativa de la víctima a mantener ese tipo de relaciones sexuales, este la sometió mediante amenazas de muerte, golpeándola con gran fuerza y asiéndola con ambas manos del cuello para asfixiarla, provocándole la pérdida de conocimiento. De esta forma logró vencer su resistencia activa y la agredió a puñetazos, lo que le provocó un traumatismo craneal.

Asimismo sufrió lesiones en su zona íntima que hizo que ingresara muy grave en el hospital Materno-Infantil de la capital aragonesa (centro en el que se asiste a las víctimas de agresiones sexuales), donde tuvo que ser intervenida quirúrgicamente en varias ocasiones. Incluso fue tal la pérdida de sangre que precisó de transfusiones sanguíneas. La joven pudo salvar su vida gracias a que llevaba consigo el móvil con el que llamó al 112. Por suerte, su agresor no se lo quitó.

Hermano asesino

José Manuel Calvo Ropero no se va a sentir solo en la cárcel. En el centro penitenciario de Zuera está su hermano Rubén, quien asesinó el pasado 23 de mayo a Katia, su pareja sentimental en una vivienda de Delicias. Afronta 24 años de cárcel, pero alega, al igual que José Manuel, problemas mentales para intentar reducir la condena.

Destaca el ministerio público en su escrito de acusación que no solo la cosió a puñaladas, sino que fracturó varias vértebras lumbares, «las más fuertes y resistentes del cuerpo humano». La acción popular realizada por el Gobierno de Aragón eleva la solicitud a 26 años. La víctima denunció por malos tratos a quien acabaría siendo su asesino, consiguiendo una orden de alejamiento a menos de 300 metros. Si bien aquella noche decidió ir al piso porque, tal y como señaló al padre de su asesino, quería ayudarle en su drogadicción.