Uno de los propósitos que todos tenemos es ahorrar dinero a final de mes, generar un colchón más o menos grande para cuando llegan los imprevistos, los desempleos o simplemente para intentar crecer a nivel personal.

Sin embargo, no es fácil. A principio de mes, cuando llega el sueldo, queremos guardarnos una parte y nos planificamos, pero al final, sin saber muy bien cómo, no se consigue el objetivo y nos preguntamos por qué.

A la hora de planificar tenemos muy en cuenta los gastos que son recurrentes. Es decir, la hipoteca, el coche, el combustible, hacemos una estimación de la luz, el agua y otros impuestos... pero no solemos contar con el montante que suponen los llamados 'gastos hormiga'.

¿Qué son?

Una hormiga por sí sola no es capaz de traer la comida a toda la colonia, pero si todas suman un poco se hace una montaña de alimento para todas. Ese es el principio que se usa para este tipo de gastos. Un café no te arruina, pero 30 cafés al mes con su croqueta no ayudan a que ahorres.

Son, en definitiva, esos pequeños gastos con los que no contamos y que al final se van a acumulando y siendo cientos de euros. Y además tienen una característica común: no son necesarios realmente.

¿Cuáles son?

Estos son algunos ejemplos. Algunos sí que los considerarás necesarios por tu forma de vivir, pero algunos seguro que se pueden eliminar.

  • Comer o cenar fuera de casa.
  • El transporte. El coche es más costoso que la bicicleta o un patinete eléctrico. Usa más transporte público.
  • Televisión y plataformas de streaming.
  • Los pequeños vicios. Fumar, beber, las loterías...
  • Compras innecesarias y compulsivas.
  • Las noches. Las salidas nocturnas suelen ser un pozo de dinero.
  • Productos de marca.

¿Cómo reducirlos?

Uno de los problemas es que realmente no sabemos cuánto supone al mes, por lo que ese debería ser el primer paso: identifica y cuantifica cuáles son todos los gastos. Hazlo durante una semana o un mes y extrapola para todo un año. Verás que la cantidad es considerable.

Luego hay otros consejos que puedes seguir para reducirlos, como por ejemplo llevar tu propia comida al trabajo o incluso la merienda o el almuerzo, cancelar suscripciones que apenas usas, hacer una lista para la compra con cosas solamente necesarias y no caprichos, cocina en casa...

Pero sobre todo, hazte un presupuesto y síguelo a rajatabla. Es decir, pongamos que gastas 150 euros al mes en gastos hormiga. Establece un total de 70 máximo y planifícalos lo máximo posible. Ya verás cómo acabarás ahorrando mucho a la larga.