El problema de la obesidad está ampliamente instalado en el mundo. Desde 1980 la prevalencia mundial de esta patología se ha multiplicado por dos y, actualmente, se estima que en el mundo hay 671 millones de personas con obesidad. Frente a ella, en los últimos años ha surgido distintos tipos de dietas, como la mediterránea, la atlántica, la cetogénica o el ayuno intermitente, cuya utilidad ha sido científicamente contrastada. 

Junto a ellas, aunque menos conocida socialmente, pero también con un amplio recorrido histórico y aval científico, se encuentra la denominada dieta FAFO, un acrónimo de Flexible and Friendly for the Overweight. Hablamos de un tipo de dieta que, según los expertos en obesidad, ofrece múltiples oportunidades, incluso para entornos sociales con pocos recursos y en países en vías de desarrollo, que se ven muy afectados por esta patología.

Principales ventajas de la dieta

Cuando una persona inicia una dieta hay muchos aspectos que pueden dar al traste con ella, la falta de tiempo, comer en el trabajo, tener familia, la frustración… 

Por eso, uno de los puntos fuertes de este tipo de dietas, de probada eficacia para hacer frente a la obesidad, es que supera algunas de las limitaciones y dificultades que plantean a corto y, sobre todo, a medio y largo plazo otros regímenes destinados a la pérdida de peso y la ganancia de salud de la persona con obesidad. 

En definitiva, se trata de mejorar la adhesión a la dieta para reducir la obesidad y modificar la relación que el paciente tiene con la comida, eliminando culpabilidades, reduciendo frustraciones y descartando la privación de alimentos. 

Porque como explica el doctor Gómez y Blasco, “este cambio de hábitos es fácil de llevar a cabo, cuando se hace guiado por manos expertas; sin duda, cuando se realiza adecuadamente, permite a una persona perder kilos, con una cantidad aproximada entre medio y un kilo a la semana”. 

  • Con todo, uno de los aspectos que más resaltan los expertos en relación con este abordaje es que, “de manera novedosa, y ésta es una de sus grandes aportaciones, puede ser seguida por el resto de la familia, ajustando las cantidades y facilitando la realización de la misma”. 

Porque en esta dieta no hay alimentos milagrosos, simplemente se incluye comidas normales de la zona de origen o de residencia del paciente, permitiendo disfrutar de los platos típicos regionales o que por costumbre forman parte de nuestros hábitos diarios. 

Una dieta con años de estudio

Aunque su nombre pueda resultar novedoso los cierto es que el uso de la dieta FAFO para el tratamiento de la obesidad, lo cierto es que ya acumula cerca de 25 años de experiencia, y ha sido evaluada por los más eminentes grupos de antropólogos, sociólogos, psicólogos y expertos en recursos humanos, además de contar con la opinión positiva de experimentados especialistas en endocrinología y nutrición, actividad física, psicología...

Además, se han presentado muchos trabajos científicos nacionales e internacionales sobre sus beneficios, por lo que “tiene todos los ingredientes para convertirse en una dieta de referencia y de moda”, afirma el doctor Gómez y Blasco, que ejerce como asesor de la SEEDO para Latinoamérica.