Entrevista

Jan Eeckhout: "Sin menos desigualdad la democracia es una bomba de relojería"

En su libro La Paradoja del Beneficio (Taurus, 2022) demuestra cómo el éxito de grandes empresas no se ha traducido en una mejora salarial para los trabajadores

Jan Eeckhout, profesor de investigación ICREA de la Universitat Pompeu Fabra, en el CaixaForum Macaya

Jan Eeckhout, profesor de investigación ICREA de la Universitat Pompeu Fabra, en el CaixaForum Macaya

Carles Planas Bou

Jan Eeckhout ha sido profesor en las universidades de Nueva York, Princeton, Pensilvania y Londres. Ahora vive en Barcelona, donde ejerce como docente de investigación ICREA en el Departamento de Economía y Empresa de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Desde que en 1998 se doctoró en Economía por la London School of Economics, este reputado académico ha estudiado en profundidad la concentración de poder y cómo esta afecta al mercado laboral.

En su libro La Paradoja del Beneficio (Taurus, 2022), Eeckhout demuestra cómo el éxito de grandes empresas no se ha traducido en una mejora salarial para los trabajadores, sino en una mayor desigualdad. Los gigantes tecnológicos de Silicon Valley —con GoogleAppleMetaAmazon y Microsoft en cabeza— y sus prácticas monopolísticas ilustran como ningún otro sector esa amenaza para la sociedad.

El valor de Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla ya representa el 29% del total del S&P 500, el índice bursátil que reúne las empresas más grandes de Estados Unidos. ¿Estamos ante una concentración de poder sin precedentes?

Sí, y es bastante preocupante. Además de esos datos, estas siete empresas sostienen solas gran parte del crecimiento de la bolsa en EEUU.

En su libro destaca que las empresas superexitosas no lo son porque impulsan la economía, sino porque no tienen competencia.

Las empresas tecnológicas sí contribuyen al crecimiento de la economía, pero operan como monopolios, es por eso que su valor de mercado es tan elevado. Es cierto que han mejorado nuestra vida de forma inimaginable hace 20 años, pero al mismo tiempo usan su poder para restringir el acceso de los competidores al mercado. Eso hace que nos cobren precios más altos de lo que lo haría un mercado competitivo y que se limite la innovación, cuyo motor proviene de las pequeñas compañías. Cuando hablo de la paradoja del beneficio me refiero a que estas empresas son buenas y malas para el mercado.

Las grandes empresas innovan, pero lo hacen para mantener su posición de dominio. No les interesan grandes cambios. Lo que han logrado es increíble, pero eso no significa que tengan derecho a fastidiar el funcionamiento del mercado. No está claro que la regulación funcione y la principal incertidumbre viene del mucho dinero que estas compañías están dispuestas a gastar para mantener el control.

La UE ha impulsado la pionera Ley de Mercados Digitales para evitar las prácticas monopolísticas de la industria tecnológica. ¿Cómo la valora?

El mercado digital es un monopolio natural, igual que lo era el mercado de la energía. Sin embargo, regularlo es más complicado porque su producto no es homogéneo. Google no es lo mismo que Apple. La ley europea es muy ambiciosa y a partir del marzo veremos cambios, como que puedan mandar un mensaje de WhatsApp a Telegram. Como usuarios no vemos el coste que estamos pagando por el hecho de que esto no exista hasta ahora, pero tiene un impacto en el ecosistema. El usuario tampoco ve que la aviación o los medicamentos están regulados, pero que lo estén le beneficia. Que puedas llamar desde un móvil de Movistar a otro de Vodafone significa que hay competencia.

¿Qué consecuencias tiene esa concentración de poder en el mercado laboral?

Hay muchas cuestiones que nos afectan y que no pensamos en que derivan de la posición monopolística de las tecnológicas, pero también de grandes empresas de otros sectores como Inditex. Por un lado, el estancamiento de los salarios, que toda la gente de la calle ha percibido. Pero también otros, como el hecho de que los pequeños empresarios están sufriendo mucho porque no tienen oportunidad de prosperar. Es imposible competir con alguien como Amazon, que se sirve de los datos de las pymes para vencerlas. Los monopolios generan una desigualdad económica que es el caldo de cultivo de la polarización. Hay gente que en términos reales cobra menos que sus abuelos. Eso contribuye al malestar de la gente. La democracia funciona mejor cuando hay menos desigualdad. Si no, esto es una bomba de relojería.

¿Qué depara la IA al entorno laboral?

La diferencia salarial entre quienes tienen educación universitaria y quienes no aumentó mucho entre los 80 y 2020. Ahora está rebajándose un poco y quizás es a causa de la IA. Sin embargo, la desigualdad es cada vez mayor y creo que la IA aumentará aún más esa distancia entre trabajadores.

Los países hablan mucho de impulsar 'start-ups', pero ¿qué sentido tiene si tendrán que competir en un mercado controlado por gigantes en el que no hay oportunidad real de prosperar?

No tiene dinero invertir tanto dinero en algo que ya de antemano no puede funcionar. Este problema se da en todos lados. Incluso en California, la cuna de las 'start-ups', el número de este tipo de empresas está cayendo. Impulsar las 'start-ups' pasa por una política de competencia que haga fluir los negocios y reduzca la brecha entre la productividad y los salarios. La política de competencia puede resolver muchos problemas sociales, como la desigualdad. La falta de competencia es un problema global y todas las políticas que tenemos son más locales. Desde la regulación europea no podemos cambiar el mundo y, de hecho, puede perjudicarnos de cara a América y Asia.

Asegura en su libro que la redistribución solo llegará con más competencia y globalización. Sin embargo, el libre mercado ha alentado que grandes empresas deslocalicen su producción en países donde los salarios son más bajos, perjudicando a los trabajadores nacionales.

Creo que la globalización y la deslocalización son fenómenos que ya no podemos frenar. Sin embargo, al mismo tiempo debemos supervisarlo con una política de competencia global.

¿Cómo puede la fórmula 'más globalización' ser una solución realista cuando EEUU, el abanderado del libre mercado, adopta políticas proteccionistas en materia tecnológica para tratar de frenar el auge económico de China?

Creo que es la solución porque hemos visto como las políticas proteccionistas de EEUU han hecho que se produzca más en casa, pero también han elevado el coste de los productos, y quién termina pagando es el consumidor. También puede ser que las políticas de competencia europeas terminen perjudicando el mercado común. EEUU recela de esa ley de la UE, pero si el experimento sale bien será más convincente para que sigan el mismo camino. Las 'telecos' tampoco querían leyes de competencias, pero han terminado repercutiendo positivamente en el consumidor.