La pandemia del coronavirus ha causado estragos en todos los medios de transporte urbanos desde marzo del año pasado, y el servicio de bicicleta pública del Ayuntamiento de Zaragoza, el Bizi, no podía ser una excepción. El año pasado contabilizó un total de 900.729 usos en la que ya es el peor resultado anual desde que está en funcionamiento, se estrenó el 28 de mayo de 2008, y cinco años consecutivos de descenso en los viajes realizados. Lejos quedan de estos datos los 3.139.813 contabilizados en 2011, el récord en el servicio, pero la caída esta vez es muy relevante, del 43% con respecto a 2019, cuando la capital aragonesa sumaba 1.588.065 desplazamientos en el que ya era el peor registro histórico.

Se trata de más de un 43% de disminución con respecto al año anterior en el que, sin duda, tiene mucho que ver el miedo al contagio, el tiempo que tuvo que interrumpirse el servicio y las bajas registradas en el número de abonados para un Bizi que ya lleva años sufriendo otras circunstancias adversas, como la irrupción de los patinetes y bicicletas de préstamos sin estaciones fijas (llamado kick sharing) o, desde el 2011, los múltiples cambios en la ordenanza, vía sentencias judiciales, que por ejemplo acabaron con la posibilidad de circular por las aceras.

La evolución, no obstante, no tiene parangón con los efectos que la pandemia está provocando en el Bizi. No solo el año pasado, también en este 2021. En este caso, los datos que deja en el ejercicio actual son de un total de 438.902 usos contabilizados, que invita a pensar en una mejoría a final de año pero sigue lejos de los casi 1,6 millones de desplazamientos de 2019.

En los 11 años contabilizados hasta ahora por el servicio Bizi en Zaragoza, se contabilizan en total 26.647.857 usos realizados desde su puesta en servicio, que si bien se inició en 2008 con 214.608 desplazamientos partiendo con 30 estaciones y 300 bicicletas, llegó a 2011 con 130 terminales y 1.300 vehículos a disposición de los zaragozanos. Antes, en 2009 otros 70 puntos de anclaje y 700 bicis se instalaron en dos tandas, antes de las 30 y 300 últimas de hace nueve años. Desde entonces nada.

Así se explica cómo en 2009 ya fueron 1.455.644 usos, un año después subieron a 2.093.917, en 2011 se alcanzaba ese pico de 3,13 millones de desplazamientos en bicicleta pública. Desde entonces, una caída constante en las cifras: 2.946.517 en 2012, 2.926.603 en 2013, 2.867.388 en 2014, 2.124.199 en 2015 y, como excepción, 2.125.475 en 2015. Entre estos dos últimos ejercicios, un hito importante, en septiembre de 2014, cuando entró en vigor el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) que impedía circular por las zonas peatonales. Zanjó el conflicto entre ciclistas y peatones y devolvía la norma a lo que establece el Reglamento General de Circulación, y ponía fin a tres años de indefinición en las normas.

De hecho, en 2016 los usos subieron a 2.125.475, pero en 2017 regresaba a la senda del descenso, con 1.823.604, y ya con la llegada de los patinetes y bicis de los llamados vehículos de movilidad compartida, bajaba a los 1.588.065 del último año sin covid en Zaragoza.