Andaban molestos los vecinos de Valdefierro por si el proyecto de construcción de una residencia en la parcela que ocupa el antiguo reformatorio del Buen Pastor podía retrasarse. Desde el movimiento asociativo pidieron este martes al Ayuntamiento de Zaragoza que agilizara los trámites necesarios para poder derribar la estructura en desuso y poder comenzar a levantar la nueva, sin embargo el consistorio no podía dar ese paso todavía puesto que faltaba que se pronunciase al respecto la Comisión de Patrimonio, que depende del Gobierno de Aragón, impulsor, a su vez, del proyecto de la futura residencia.

Pero fue ayer mismo, según informó el propio Gobierno de Aragón a este diario, cuando Patrimonio comunicó al Ayuntamiento de Zaragoza que las ruinas del reformatorio del Buen Pastor no son un bien catalogado y que, por tanto, «no tiene que emitir un informe preceptivo».

Así pues, el consistorio contaría ya con la documentación necesaria para poder tramitar la licencia de derribo, que sería el primer paso en la ejecución de este proyecto que costará más de 20 millones de euros.

Las prisas de los vecinos, de todas formas, están justificadas. La construcción de la futura y moderna residencia va a costar 21,4 millones de euros y al estar financiada con fondos europeos, es Bruselas quien marca los plazos de ejecución.

Así, el proyecto debe estar terminado en diciembre de 2023, «de ahí la importancia de cumplir plazos y fases del procedimiento», señalan desde el propio Gobierno de Aragón. Y quedan menos de dos años.

Un modelo de residencia muy novedoso

Por su parte, desde el Ayuntamiento de Zaragoza han señalado a este respecto que van a poner todas las facilidades posibles y que su ánimo no es, ni mucho menos, retrasar el comienzo de las obras, sino que no podían mover ficha hasta haber recibido el aval de Patrimonio. Fue en febrero cuando el consistorio remitió la solicitud de valoración a este servicio, que depende de la DGA.

La residencia proyectada sigue un modelo innovador que pretende acabar con la idea de los geriátricos existentes hasta ahora. Habrá núcleos de convivencia de 14 personas cada uno y también se van a construir pisos tutelados y dos centros de día para personas con distintos grados de dependencia. Además, habrá servicios que también se abrirán a los habitantes del barrio, como las zonas verdes. Los vecinos aseguraron que están «enamorados» de este proyecto.