Cerca de 40 proveedores, más de 100 profesionales de diferentes gremios y nueve meses han sido necesarios para transformar un local destrozado y denostado en un cuidado establecimiento propio de la época victoriana o del París de principios del siglo pasado. Se llama Café 1885, en recuerdo al año en el que se inauguró la joyería Aladrén, primera inquilina del inmueble. Este viernes, 8 de abril, reabre sus puertas al público en el número 25 de la calle Alfonso de Zaragoza.
Nada más entrar en el nuevo café llama la atención la recuperación de todos los elementos originales del local. El artesonado del techo luce como antaño y las tallas de los marcos de las puertas han sido restauradas durante semanas. «Ha sido un proyecto muy complejo porque se trata de un local que es patrimonio de todos los zaragozanos. Queríamos recuperar la esencia y en las cuatro diferentes salas hay sorpresas y detalles que seguro que resultarán muy agradables a los que nos visiten», dice Santiago Baselga, propietario del local y del negocio.
La sala Luis XVI es quizás la más espectacular, con sus techos blancos y dorados al más puro estilo del palacio de Versalles. Cuando los propietarios del inmueble recuperaron el local, tras marcharse su último inquilino, el aspecto que lucía toda la decoración era muy diferente. «Si ves el antes y el después te das cuenta de todo lo que se ha trabajado», dice Baselga. En el siguiente vídeo se observa el estado actual del local y, un poco más abajo, en esta misma noticia, se puede ver cómo quedó tras el expolio.
En la parte de abajo, asimismo, se ha habilitado una bodega que respeta la bóveda original de ladrillo del subsuelo. Unos sillones dispuestos en torno a unas mesas bajas configuran un espacio diferente. Ahí se encuentra, asimismo, la cocina, que también es especial, puesto que no genera humos. «Hacemos todo a baja temperatura. No hay ni gas, ni hornos ni fuego», explica el propietario. El Café 1885 será por tanto también un restaurante.
En las paredes del nuevo café se han dispuesto también unas estanterías en las que se exhibirán productos gourmet de proximidad y típicos aragoneses. «La gente podrá probarlos aquí y comprarlos después en la tienda», dice Baselga, si bien ese es otro proyecto diferente que todavía tendrá que esperar para ver la luz. «Para verano», desvela el dueño del local.
Y es que además de recuperar la antigua joyería Aladrén, Baselga abrirá en locales próximos una tienda de productos exclusivos y una brasería con otra cocina y una sala para comer para completar la oferta del café.
En el exterior del renovado local también se ha hecho un exhaustivo trabajo de recuperación. La madera tallada luce dorada y reluciente, el reloj ha vuelto a su sitio y el farol, que había resultado dañado, también está colocado donde antaño. El siguiente vídeo se grabó justo después del expolio, cuando no se había recuperado todavía ninguno de los elementos protegidos.
Fue hace dos años, cuando comenzó la pandemia, cuando el anterior negocio que ocupaba el local, que estaba alquilado, cerró. Y hace ahora 11 meses el propietario del inmueble se dio cuenta, gracias a los avisos de los vecinos, de que el patrimonio de la antigua joyería decimonónica estaba siendo expoliado. Tanto el interior como el exterior padecieron importantes desperfectos.
El local está protegido como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés. «Queremos que sea el establecimiento re referencia de Zaragoza. Ese al que tienes que ir cuando traes a alguien de visita. Estamos en la calle Alfonso», destaca Baselga. Ingredientes para triunfar no le faltan.
