CIBERDELINCUENCIA

Coloriuris: el reducto aragonés contra la Inteligencia Artificial

La empresa zaragozana Coloriuris realiza actas de fotos y de vídeos para acreditar la autenticidad de los documentos

Es un servicio "preventivo" para combatir los malos usos de la IA y acreditar que los archivos no se han manipulado

La ciberdelincuencia, al alza en Aragón: "Esto es imparable"

Silvia Canut, jefa de ciberseguridad de la empresa zaragozana Coloriuris, con sede en la calle Alfonso. | EL PERIÓDICO

Silvia Canut, jefa de ciberseguridad de la empresa zaragozana Coloriuris, con sede en la calle Alfonso. | EL PERIÓDICO / A. T. B.

La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) ha traído unos retos inesperados a la sociedad con la inclusión de nuevos riesgos que amenazan, por ejemplo, a la privacidad. Los malos, como era de esperar, son conscientes de las posibilidades que ofrece la IA, de ahí que hayan protagonizado episodios delictivos como la edición de fotografías para convertirlas en falsos desnudos. Las artimañas de edición fotográfica también simulan daños en los vehículos para recibir una indemnización económica por parte del seguro. A la inversa, los malos también pueden invertir la carga de la prueba, aunque cada vez lo tendrán más difícil porque la empresa aragonesa Coloriuris, un reducto tecnológico con sede en la calle Alfonso de Zaragoza, trabaja desde la prevención como prestador cualificado de servicios de confianza. O lo que es lo mismo: garantiza que una fotografía o un vídeo no se han manipulado.

Así lo explica a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN la jefa de ciberseguridad de la entidad, Silvia Canut, quien cifra en 800.000 las certificaciones mensuales entre las que destacan las actas de fotos y de vídeos a particulares, entidades e incluso Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Se trata de una herramienta que podrá acabar por completo con tantos juicios enmarañados en los que las acusaciones y las defensas discuten la autenticidad de los documentos gráficos aportados, tal y como sucede, por ejemplo, con las capturas de pantalla que se obtienen del volcado de un móvil. Y es que este tipo de documentos son «muy fáciles de manipular» con la intención de acreditar la comisión o la omisión de un delito.

Si una víctima quisiera demostrar «fehacientemente» la recepción de amenazas a través de WhatsApp, bastaría con descargar la aplicación actamobile o actanavegacion para tomar fotografías o grabaciones de pantalla. «Es una prueba que va a misa», sentencia Canut en alusión al sello eIDAS, homologado por la Unión Europea (UE) como garante de «certeza» de la prueba obtenida. «Las actas constatan que esas evidencias no se han manipulado», prosigue la jefa de ciberseguridad.

Casos prácticos

Uno de los casos más mediáticos lo protagonizó la Liga de Fútbol Profesional (LFP) en el juicio contra Roja Directa, la plataforma pirata de emisión de partidos de fútbol que fue condenada por violación de derechos de la propiedad intelectual sobre los contenidos de La Liga y Mediapro. «Lo utilizaron para certificar que estaban retransmitiendo los partidos y ganaron el juicio», recuerda Canut. Y, más allá de pleitos y procedimientos judiciales, también hay otros casos curiosos como, por ejemplo, aquellos que recurren a las citadas actas para reflejar el estado de un piso antes de que terceros accedan a él e intenten excusarse del destrozo de mobiliario. «Ha venido bien para empresas de alquiler de viviendas. ¡Un cliente quería 200 fotos!», recuerda Canut.

Se trata de un servicio «preventivo» con más alcance a nivel nacional que regional, pero que «poco a poco» cuenta con más adeptos aragoneses. Coloriuris, de hecho, es la primera entidad privada en obtener la cualificación para poder ofrecer este servicio tras superar «unas auditorías muy duras» que le llevaron a hacerse con la denominación de «prestador cualificado de servicios de confianza». Al abanico de oportunidades que ofrecían desde sus inicios en 2006, se ha sumado ahora la posibilidad de combatir la IA desde la prevención. «Los malos son muy listos y se las ingenian muy bien», finaliza Canut. 

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