Bimbo, un bichón maltés de diez años, tiene ahora un nuevo hogar. Hace unos días su dueña lo abandonó en el centro municipal de Protección Animal de Peñaflor alegando no poder hacerse cargo de la mascota ya que necesitaba volver a su país. En un principio, al haber problemas con el microchip obligatorio que llevan estos animales el abandono no podía llevarse a cabo, pero tras varias gestiones, Bimbo pudo ser acogido en el centro.

Pero este no es su final feliz. De hecho, Bimbo llegó a la protectora con ceguera total en un ojo y en el otro muy avanzada, además de varias infecciones. Un padrino pagó su tratamiento y el veterinario ya le ha anunciado que podrá ser operado en octubre. Y no solo ha tenido un padrino. La última noticia es que este bichón maltés ya cuenta con un hogar de acogida donde tener una segunda oportunidad.

Este es uno de los casos que gestiona el centro municipal de Protección Animal. Con el verano y sobre todo con la crisis, son muchos los dueños que deciden abandonar a sus mascotas al no poder hacerse cargo de ellas.

Esta institución municipal ha dado un giro radical a su labor. Desde que hace un año se cambiase el gestor de las instalaciones, ahora está todo abierto al ciudadano que quiera colaborar. De hecho, ya son muchas las asociaciones que visitan la perrera dos días a la semana para cuidar a los animales. Y, ¿qué tareas realizan? Primero toca el baño. Algunos se resisten y otros lo piden a gritos. Después del agua, cepillado y paseo. Tras la caminata, los voluntarios, por ejemplo de Zarapeludos, juegan un rato con ellos para que se acostumbren al trato humano. Y aunque en este centro el trato a los animales es impecable, todavía quedan otras instalaciones que no se preocupan de sus cuidados. En la perrera de Movera, hay perros de caza que han sufrido abusos, pero como yo suelo decir, no son perros de caza, son de casa", explica Carmen Bernal, responsable del grupo Zarapeludos.

Colaboración

El Ayuntamiento de Zaragoza también está poniendo de su parte, y ha creado nuevas políticas para educar sobre este tema a los más pequeños, incluyendo temas de maltrato y adopción animal en diferentes programas escolares. Además, desde el Centro de Protección Animal y el ayuntamiento, se pretende llegar a unas cifras de sacrificio cero, objetivo conseguido por el momento .

Y aunque a nadie le gusta vivir enjaulado, es curioso cómo se comportan los animales en las instalaciones. Cuando se pasa por ahí se puede ver de que forma mueven todos el rabo alegremente. "Están felices pero aún así hay que sacarlos de aquí", insiste Manuela García, técnico municipal responsable de la Protectora Animal. "Ellos no guardan rencor por lo que les hicieron, necesitan una segunda oportunidad".