Cuenta la historia que el naviero vasco Miguel Larrinaga, queriendo agasajar a su amada esposa, hizo construir, en Zaragoza pero mirando a Albalate del Arzobispo (la localidad natal de ella) este hermoso palacio. Han pasado años pero este edificio modernista volverá pronto a ser historias de amor. El lugar se ha convertido en uno de los espacios que forma parte del nuevo proyecto del grupo El Cachirulo. Un palacio de cuento para bodas distintas.

Esta fue una de las novedades que presentó ayer el director de la empresa hostelera y del mítico restaurante que lleva este nombre, Jesús Acín. Lo hizo en las nuevas oficinas que el complejo inauguraba en pleno centro de Zaragoza (en Francisco Vitoria, para más señas). Una apertura que fue el motivo de la convocatoria. Dos plantas en las que el canapé de lujo (que no faltó en la puesta de largo) se mezcló con las nuevas tecnologías, aplicadas al mundo banquete.

En la cita, Jesús Acín habló de los nuevos espacios que --amén de Larrinaga-- supondrán un reto para el grupo. Entre ellos, el Casino Mercantil, que explotarán para eventos gracias a un acuerdo con Bantierra; o el Balneario de Panticosa, dentro del cual pretenden crear un concepto distinto de boda de fin de semana (con recepción el viernes por la noche y banquete el sábado), tanto civil como religiosa... A todo eso se unirá el trabajo que el grupo ya realiza en el restaurante del Teatro Principal, el Palacio de Ceremonias, el Espacio Ebro, la finca Sansui, el propio Cachirulo o la Casa de las Hiedras, un capricho situado en este mismo recinto. Todos estos espacios se pueden visitar ahora a través de Street View desde las oficinas comerciales, gracias a otras de las novedades que presentó ayer Acín. Nuevas tecnologías para decir "sí, quiero".